J. N.

-Tiene las yemas de algunos dedos vendadas.

-Es una protección. Tengo que protegerme los dedos para tocar el concierto de Prokofiev. Cuando toco las octavas de Prokofiev, si no protejo los dedos uno y cuatro las uñas empiezan a dolerme. Estoy muy agradecido a un colega que me facilitó este truco, ya que la parte que me duele está protegida y otra no, otra parte de la yema no, así que mantengo la sensibilidad.

-¿Las protege sólo en los ensayos?

-Primero tocaré el concierto de Prokofiev seguramente con estas protecciones en los dedos que ahora llevo. Quizá las quite para Debussy. Puedo tocar con estas protecciones.

-¿Tan fuerte es Prokofiev?

-Es imprescindible después de tocar el concierto de Prokofiev en la primera parte que el afinador revise el piano. Lo grabará Radio Clásica. Después de este concierto el piano queda desafinado y descompensado.

-Volviendo a Debussy.

-Lo que tanto admiramos de Debussy, esas maravillosas sonoridades y armonías, no están aquí aún, dentro de su forma se puede decir que es una pieza más convencional. Lo que hizo de Debussy un verdadero revolucionario en el lenguaje armónico no está aún reflejado en esta pieza.

-¿Es usted tan apasionado tocando como hablando?

-Lo desearía.