Carolina G. MENÉNDEZ

El hotel de la Reconquista se prepara, un año más, para recibir y acoger a los grandes protagonistas de los premios «Príncipe de Asturias»: Familia Real, premiados, patronos de la Fundación y miembros del jurado. La plantilla, integrada por más de 80 trabajadores y que esta semana está reforzada con aproximadamente un centenar de personas, se enfrenta a los dos días de mayor actividad del año. Pero la alegría y satisfacción que produce acoger a tan ilustres clientes se mezcla con la incertidumbre que pesa sobre el futuro del establecimiento inaugurado en 1973. Hoasa (Hostelería Asturiana, S. A.), sociedad de mayoría pública propietaria del hotel, podría próximamente desprenderse del vetusto edificio del siglo XVIII para así auxiliar la débil economía regional. Así lo anunció hace meses el presidente regional, Javier Fernández.

Mientras se aclara el futuro, la inquietud de los trabajadores va en aumento debido, entre otras cuestiones, a la baja ocupación del hotel gestionado desde 2009 por Meliá. Esta cadena ha modificado algunos de los tradicionales servicios del hotel, como el cierre del bar americano y la apertura en su emplazamiento de una sala de juegos; la instalación de un bar en una terraza que mira al Patio de la Reina o la restricción del horario de la cafetería de la calle Ventura Rodríguez, lo que ha despertado reticencias entre el personal y los clientes. Pese a ello, el Reconquista, primer hotel de cinco estrellas con que contó Oviedo, sigue siendo una de las señas de identidad de la ciudad y, esta semana, su mayor escaparate junto al teatro Campoamor.

Mañana y pasado mañana, las 142 habitaciones del edificio que fue hospicio y hospital estarán ocupadas con nombres ilustres de la esfera nacional e internacional, lo que para el personal de planta implica dedicarles una mayor atención. «A todas las habitaciones se les da tratamiento VIP; es decir, además de la limpieza general se colocan unas "amenities" (jabón, gel, crema, zapatillas...) más cuidadas, un chocolate especial, agua o unas flores que envía la Fundación», señala la gobernanta Ana Núñez. Las suites reales, por su parte, incluyen sales de baño, las sábanas son de hilo con el anagrama del hotel y los albornoces de los Príncipes llevan bordadas las iniciales «F» y «L». Las ventanas de estas habitaciones, que miran a la fachada principal del edificio, tienen un doble acristalamiento para incrementar la seguridad. En cuanto a las peticiones que desde los dormitorios demandan la Familia Real o el resto de los huéspedes no distan mucho de las habituales de otros clientes, resalta Ana Núñez.

Los servicios de cocina y sala verán igualmente incrementado su trabajo esta semana; el viernes servirán a mediodía un bufé para 600 personas y por la noche un cóctel al que asistirán 1.800 personas.

Alcanzar los elevados niveles de calidad que el público espera del hotel de la Reconquista exige una meticulosa planificación que comienza, señala su director, Ramón Braña, tres meses antes de la celebración de los premios. «Es un acto que enorgullece a toda la plantilla, la mayoría asturianos, pero al día siguiente, sábado, que tenemos una boda, dedicaremos a nuestros clientes la misma atención».

Aunque no visible, Ramón Braña también encara estas semanas con curiosidad por el futuro del hotel que dirige desde hace algo más de tres años, cuando Meliá asumió su gestión. «Los resultados no son positivos. De los 175 hoteles de la cadena en España, los ubicados en ciudades con menos de medio millón de habitantes sufren las consecuencias de la crisis, y el de Oviedo especialmente», reconoce, al tiempo que apunta cómo la ciudad tiene una alta dependencia del mercado nacional, «que está en crisis». Este panorama, afirma, se ve agravado por la delicada situación del palacio de congresos de Calatrava: los organizadores de un congreso previsto para marzo han decidido llevarlo a Valencia.