Elena FERNÁNDEZ-PELLO

La historia de los hermanos Javier, Borja y Federico Alonso Nestares ha traspasado corazones y fronteras. Javier, de 19 años, está enfermo, padece una aplasia y el viernes recibirá un trasplante de médula; su hermano Federico es el donante y Borja le acompañará durante el mes que tiene que permanecer recluido, aislado en una habitación del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Javier y Borja decidieron compartir los acontecimientos y sus impresiones de estos treinta días a través de las redes sociales, para entretener la espera, y su optimismo y buen ánimo encendieron la web. Gentes de todo el mundo han leído las anotaciones de su diario y les han hecho llegar sus muestras de afecto, solidaridad y admiración.

Javier y Borja Alonso Nestares ingresaron en el Hospital, en la planta de trasplantes hematopoyéticos, el pasado 3 de noviembre. Mañana Federico será sometido a una intervención para extraerle la médula, que el viernes le será trasplantada a Javier. Entre tanto, Borja, de 22 años, al que su hermano eligió para acompañarle en este trance, ha conseguido distraerle y por todo lo alto. Desde las redes sociales su historia saltó a la prensa -LA NUEVA ESPAÑA informó ayer de su singular aventura- y de ahí a las radios y televisiones.

El teléfono de Borja no paró de sonar durante todo el día de ayer, tanto que hasta su madre, Maribel Nestares, propietaria de una céntrica farmacia ovetense, tuvo dificultades para hablar con él. «Está continuamente comunicando», comentó. Borja y Javier han conseguido que su madre, que no usa el ordenador habitualmente, tenga ya una cuenta en Twitter. Mucha gente, contó Maribel Nestares, se acercó ayer por la mañana hasta su establecimiento, se interesó por sus hijos y dio ánimo a la familia. «Hay muchas personas que atraviesan momentos más difíciles que nosotros y sentimos cierta vergüenza, no contábamos con esto», dice.

Ayer, a media tarde, los Alonso Nestares -una familia de siete hermanos- superaban los dos mil trescientos seguidores en la red social. Habían duplicado y con mucho los del día anterior. Y entre ellos había enfermos que también están pasando por una hospitalización en otras ciudades, esposas, hermanos y padres de otras personas que han recibido trasplantes de órganos, amigos, compañeros de clase, familiares y hasta un piloto de un F-18 que se ha comprometido a subirles cada día una foto tomada desde su avión para hacer entrar el cielo en la habitación en la que los dos hermanos están encerrados. La de ayer era precisamente una hermosa imagen de un cielo poblado de nubes.

Sus seguidores les han convertido en «un ejemplo de superación y amor entre hermanos», y los ánimos llegan desde todos los confines del mundo, de EE UU a China.

Sólo llevan cuatro días de ingreso, pero Javier y Borja ya han instituido ciertas rutinas: bicicleta estática, tiempo para la videoconsola. La novia de Javier, Victoria Álvarez, alumna de Derecho, se escapa a diario a ver a su novio, de lejos, a través de las ventanas del edificio del Hospital. El personal sanitario autorizado protagoniza muchos de sus comentarios en la red: «Vivan las enfermeras del HUCA».

Ayer el chat que tenían previsto mantener con los lectores de LA NUEVA ESPAÑA fue suspendido. «Desbordados» por el eco de su historia, en palabras de Borja, decidieron tomarse un respiro y, sobre todo, preservar la tranquilidad de Javier, que ahora necesita toda su energía.