Pablo GONZÁLEZ

La plaza de abastos de La Corredoria entrará en funcionamiento el 1 de septiembre del próximo año. Ésta es al menos la intención del Ayuntamiento de Oviedo, que en las últimas semanas ha dado el empujón definitivo al proyecto, incluido dentro del «plan Urban» que cofinancia la Unión Europea (UE) a través del Fondo Europeo para el Desarrollo Regional (Feder). El municipio ya ha licitado la última fase de los trabajos, y ayer el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo (PP), se ajustó el casco para visitar las obras.

El plan municipal pasa por dejar en perfecto estado de revista el mercado para abril de 2013 mientras paralelamente se sacan las bases para que los comerciantes interesados puedan optar a uno de los 14 puestos con los que contará la plaza. Este trámite burocrático se hará, según aseguró ayer Caunedo, de manera «inminente». La única limitación que recogerán estas bases será la de que no podrá haber más de dos comercios con el mismo tipo de actividad. Quien opte a uno de ellos también deberá demostrar cierta solvencia económica para asegurar su permanencia en el mercado. Al igual que ocurre con la plaza del Fontán, serán los propios comerciantes los que gestionen el mercado de La Corredoria.

De esta forma los puestos serían entregados a comienzos de abril y los comerciantes seleccionados tendrán hasta finales de agosto para adecuar sus tiendas. El Ayuntamiento quiere que la plaza de abastos de La Corredoria entre en funcionamiento el 1 de septiembre, después de acumular más de año y medio de retraso. Pero antes quedan por rematar algunas cosas del edificio, como cuestiones relacionadas con la protección contra incendios y obras de fontanería. Falta por levantar la cafetería con la que contará la plaza de abastos y urbanizar la prolongación de la calle Emilio Llaneza. Para esta última fase de las obras del mercado se han destinado 1,2 millones de euros, que se suman lo dos millones que ya se llevan gastados.

La plaza de abastos se completa con un aparcamiento de 62 plazas -buena parte de ellas destinadas al uso de los clientes- y un área pensada para que se instale una superficie comercial de mediano tamaño que haga de polo de atracción de clientes para los puestos de los minoristas.