Pablo GONZÁLEZ

«Tranquilo» porque asegura que hizo lo correcto, y «encantado» de poder explicar ante el juez su versión de los hechos que han acabado con su imputación por la supuesta desaparición de un atestado de un caso de atropello, en el que el conductor mostraba síntomas de encontrarse bajo los efectos del alcohol. Así se mostraba ayer Agustín de Luis, jefe de la Policía Local de Oviedo, tras conocer que tendrá que acudir en calidad de imputado a declarar ante el juez que instruye el caso de la desaparición de un expediente de la Policía Local abierto contra un conductor ebrio que arrolló a un hombre en el barrio del Cristo. En principio, el responsable de la Policía Local ovetense tendrá que responder por un supuesto delito de infidelidad en custodia de documentos por funcionario.

De Luis, que está previsto que se jubile a comienzos de año, es el segundo alto mando de la Policía Local imputado en este caso. El primero fue el sargento que tramitó el expediente desaparecido. El jefe de la Policía Local aseguró que su actuación se basó en poner orden a una defectuosa actuación policial. «Sólo saqué la pata a unos señores que la habían metido», aseguró. El comisario se refiere así al escrito que redactó explicando por qué dio carpetazo al asunto, ya que consideraba que se habían vulnerado los derechos del conductor al ser detenido. El jefe policial apuntó que una vez solventado este problema, el caso se solucionó «aplicando la vía administrativa».

Para Agustín de Luis, este caso es otra prueba de la obsesión que algunos de los sindicatos policiales tienen contra él. «No tienen otra cosa que hacer», aseveró, para añadir: «Sólo ganas de tocar las narices». De Luis está convencido de que su comparecencia ante el juez, prevista para los próximos días, servirá para «dar las explicaciones oportunas». El comisario abundó que «a estas alturas para mí ya no es ningún problema».

Y es que el jefe de la Policía Local ovetense durante las últimas tres décadas -ha estado en el cargo en dos etapas distintas- no es la primera vez que tiene que responder ante el juez por cuestiones relacionadas con su gestión. Sus problemas con la construcción de una galería de tiro y la desaparición de ingentes cantidades de munición fueron algunos de los casos más llamativos. Todos ellos acabaron archivados. Por eso, y ante este historial de victorias en los juzgados, ayer sentenciaba: «Si algo tienen que archivar es esto».

Los hechos que han desembocado en esta citación judicial arrancan el 13 de enero de este año. Aquel día, a las ocho y cuarto de la tarde, una patrulla de la Policía Local se desplazó hasta el barrio del Cristo alertados por una llamada que advertía que un coche acababa de atropellar a un peatón cuando cruzaba la calle por el semáforo con su perro. El conductor presentaba síntomas de embriaguez pero se negó a «soplar». Por eso fue detenido y su coche retirado al aparcamiento de la grúa.

El atestado de esta actuación debería haber llegado al Juzgado para poner en marcha un juicio rápido contra el conductor. Esto nunca se produjo. La copia del expediente que debería haber quedado en la Comisaría desapareció. Ante estos hechos los sindicatos UGT y SIPLA optaron por presentar sendas denuncias. El primero lo hizo ante la fiscalía y el segundo directamente ante el Juzgado. Dado que el caso ya estaba en manos de un juez, la fiscalía optó por el archivo. El Juzgado de instrucción número 4 dirige la investigación. Ya han prestado declaración los seis agentes que participaron en la detención, traslado a Comisaría y toma de declaración del conductor protagonista del supuesto accidente.