Ángel FIDALGO

Un grupo de miembros de la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, La Balesquida, está dispuesto a evitar a toda costa la reforma de los estatutos y ha puesto el asunto en manos de un gabinete jurídico para analizar su impugnación.

Y es que se oponen de forma radical a que se elimine la exigencia de que los nuevos cofrades sean inscritos en su primer año de vida, como aseguran que manda la tradición. Para ello invocan el segundo principio del derecho, que es el de la costumbre, ya que aseguran que desde la década de los años cincuenta se viene aplicando esta condición, aunque no esté escrita. Precisamente, es en lo que se basa la otra parte de cofrades para impulsar la reforma.

La Cofradía de La Balesquida celebrará hoy un cabildo general extraordinario si reúne a la mitad de los cofrades, a las 20.30 horas, en el salón de actos de la parroquia de San Tirso el Real, para cambiar sus estatutos en medio de una intensa polémica interna. De no ser así, mañana, a la misma hora y en el mismo lugar, se procederá a la votación entre los asistentes. Dos tercios de los cofrades presentes decidirán la continuidad o la reforma estatutaria.

«Están creando problemas donde no los hay; aunque tal vez tengan razones ocultas para querer el cambio que a nosotros se nos escapan», comentó ayer a este periódico uno de los cofrades más significados de los que están en contra de los cambios de los estatutos, que son partidarios de dejar las cosas tal y como están.

Para justificar su posición explica que «se trata de un cambio demasiado profundo para hacerlo de forma tan precipitada», apela al derecho de la costumbre y, finalmente, alerta de la existencia de posibles defectos de forma en la convocatoria del cabildo general. Éstos van desde la manera en que se anunció hasta la falta de un listado público de los cofrades que tienen derecho a voto; olvido o dejadez que calificaron como «muy grave».

Estos cofrades cuestionan la oportunidad de la convocatoria del cabildo general. Sostienen que «hacer un cambio de estatutos tan importante en una cofradía que data del siglo XIII sin la figura del mayordomo, y al encontrarse viviendo fuera de Asturias el juez Gabriel García Argüelles, es tan poco aconsejable como prudente».

Esta situación hace que la cofradía tan sólo tenga en este momento una cabeza visible, la del fiscal Pedro Alberto Pérez Escotet, que ayer no dudó en dar la cara y exponer públicamente en este periódico los motivos que aconsejaban el cambio de los estatutos.

Sostiene Pérez Escotet, entre otras cosas, que los estatutos actuales de La Balesquida, que son del año 1996, «están totalmente desfasados» y que, además, «no se ajustan a la legalidad vigente».

En este sentido destacó que en el año 2002 se publicó una ley orgánica para regular el Derecho de Asociación, que exigía que en el plazo de dos años todas las asociaciones se adaptaran a la misma, lo que en La Balesquida, afirmó, no se hizo.

Así están las cosas en la cofradía más antigua de Oviedo y tal vez de España, y en medio de la polémica de las dos partes muy definidas de cofrades están nada menos que el Derecho Canónico y el Civil, así como el dirimir el carácter público o privado de la entidad. Unos y otros en lo único que están de acuerdo es que no se trata de un tema baladí y, también, que lo único que quieren es lo mejor para la cofradía.