Ch. NEIRA

Lo dijeron casi todas las autoridades con voz en el acto inaugural con distintas palabras pero mismo espíritu: el CERN, el laboratorio europeo de física de partículas, es muy grande, inmenso, y la exposición sobre el centro titulada «El instrumento científico más grande jamás construido» da cuenta de esas dimensiones físicas y también intelectuales. Porque el objeto de sus investigaciones es igual de inabarcable: saber más sobre la materia de la que estamos formados y la forma en que nos hemos ido creando a lo largo de 13.700 millones de años. La otra idea, junto a la de la magnitud, es que un proyecto creado en 1954 con proezas tecnológicas como los 27 kilómetros del Gran Colisionador de Hadrones o la difusión del protocolo WWW que hizo posible la extensión de internet, prueba que la colaboración científica es la base del progreso y la receta para salir de la crisis.

El primero en exponer parte de estas ideas fue le decano de la Facultad de Ciencias, Norberto Corral, quien hizo hincapié en que el CERN prueba cómo una de las bases del progreso científico se sustenta en la complementariedad de los grandes complejos científicos con los pequeños laboratorios. Corral celebró que la exposición haya podido llegar finalmente a Oviedo aunque haya sido en un plazo récord y con el trabajo altruista de profesores y alumnos de la Facultad. Las previsiones, citó, son muy buenas: talleres en la Facultad de Ciencias, de matemáticas y físicas combinadas, en atención también al doble grado que ya existe, y por los que pasarán 700 estudiantes de ESO y Bachillerato en jornadas de tres horas.

La consejera de Educación y Cultura, Ana González, también habló de la importancia del conocimiento científico y de la divulgación científica como antídoto ante la superstición, la vulgaridad y el descrédito a los investigadores. González citó los «telehoróscopos» de madrugada como prueba de que la ignorancia todavía sigue muy presente en la sociedad y hace falta combatirla con conocimiento. González terminó aplaudiendo a la Universidad y a los investigadores, «gracias a ellos es como podemos salir de esto, como podemos mejorar».

El rector, Vicente Gotor, en parecidos términos agradeció que estos grupos de la Universidad de Oviedo que trabajan con el CERN hayan ayudado a que la institución traspase fronteras.

La exposición, que se puede ver hasta el 5 de febrero en el palacio del conde de Toreno en la plaza Porlier, incluye maquetas de un acelerador de partículas, una sección de un colisionador de hadrones, explica los objetivos, funcionamiento y aplicaciones prácticas de la ciencia europea que se investiga en este centro de Suiza.