Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Abel Gayo, director del Laboratorio de Embriología del Instituto de Reproducción Humana FIV4, presume que «las leyes van a cambiar» y «las barreras como la prohibición en España de los vientres de alquiler irán derribándose». El Instituto, dirigido por el ginecólogo Ignacio Arnott en la Clínica Asturias, organizó ayer en el Colegio Oficial de Médicos la jornada «Situación actual de la infertilidad: maternidad subrogada y ovodonación». La primera, indicó, es una posibilidad vetada por la legislación española a la que sin embargo recurren cada vez más españoles buscando una madre de alquiler en países como Estados Unidos, donde es legal.

La ovodonación o donación de óvulos, explicó Abel Gayo, es una solución para las mujeres que quieren ser madres y sufren problemas de ovulación o menopausia precoz y para evitar la transmisión de enfermedades por vía materna, desde algunos tipos de cáncer hasta ciertos problemas neurológicos, pero el mayor factor de infertilidad, según este doctor en Biología, es la edad. «Las mujeres llegan a los 40 años y quieren tener hijos», comenta, pero el período de máxima fertilidad va de los 18 a los 35 años.

Ésas son las edades de las donantes de óvulos, que, según Gayo, son sometidas a estrictas pruebas físicas, para determinar que la mujer no es transmisora de alteraciones genéticas ni de enfermedades infecciosas ni psicológicas. Los utilizados en las donaciones son «óvulos sanísimos». El biólogo añade que al reclutarlas se tiene en cuenta incluso su capacidad intelectual, por eso suelen poner anuncios por las facultades y los centros universitarios.

«Es gente altruista», asegura, «que suele estar implicada en otros compromisos sociales». De todos modos existe «una compensación resarcitoria» para la donante, que según Abel Gayo asciende a alrededor de ochocientos euros y en la que radica la razón por la que la ovodonación sólo se ofrece en centros privados. «La sanidad pública puede hacerlo, no es complejo, pero no lo contempla porque no hay dinero para pagar esa compensación», señala.

El Instituto FIV4 ya ha seleccionado una veintena de mujeres donantes y en breve, cuestión de semanas, asegura Gayo, llevará a cabo su primera ovodonación.

El éxito de las reproducciones por donación de óvulos es del 50 por ciento, según el biólogo, un porcentaje considerablemente elevado si se compara con la probabilidad media de concebir entre las parejas sanas, en la que, según indica, es del 30 por ciento.

La ovodonación contribuye a resolver el problema de las mujeres con problemas de ovulación, pero la única alternativa para aquellas que no tienen útero es el vientre de alquiler, una opción que está vedada en España y en busca de la que muchas parejas salen fuera del país. Excluyendo la adopción, es la única posibilidad de tener hijos para las parejas de hombres homosexuales. Aun así, Gayo considera que la legislación española es avanzada, aunque sobre las derivaciones éticas y morales de los nuevos métodos de reproducción prefiere que opinen «filósofos, éticos y religiosos». Sólo afirma que «no jugamos a ser dioses, ni hacemos niños a la carta: sólo aproximamos gametos».