Á. FIDALGO

«Subo a una camioneta y comienzo a recorrer desiertos por todo el mundo sólo con un objetivo: encontrar meteoritos». El leonés José Vicente Casado se gana la vida de esta forma tan singular desde hace quince años.

A Oviedo llegó el pasado jueves, tras pasar por el desierto chileno de Atacama, para participar en el XXIV Certamen de minerales, gemas y fósiles, que se clausura hoy en la Escuela de Minas, con un concurso de bateo de oro.

«No es meteorito toda piedra negra que reluce. Es muy difícil identificarlos con todas las garantías. Después de tantos años hay veces que aún dudo, y es entonces cuando tengo que recurrir a los análisis», reconoce Casado, que, no obstante, confiesa que «una densidad muy alta no suele engañar».

Los hay para todos los bolsillos, desde ocho euros hasta diez mil son lo que él ofrece. El tamaño, la rareza y, sobre todo, el lugar de procedencia marcan el precio. «Los más caros pueden alcanzar los cinco mil euros el gramo, pero de éstos en el mundo hay dos o tres».

Y la pregunta del millón para el comprador. ¿Cómo sabe que el pedrusco que compra es en realidad un meteorito? «Lo sabemos por la composición química de los asteroides, como el calcio, que es definitorio». Además, afirma Casado, que pertenece a la Asociación Internacional de Coleccionistas de Meteoritos (IMCA Inc.), que vigila las buenas prácticas de sus asociados, de la que sería inmediatamente expulsado ante el mínimo fraude. «Yo siempre entrego una factura con todos los datos, lo que facilita cualquier reclamación», añadió.

¿El meteorito de su vida? «Lo encontré en Túnez hace tres años, pesa más de dos kilos y procede de Marte. Es la piedra de mi vida, que está siendo estudiada por cinco universidades de diferentes países».

Casado, que es el autor del libro «Meteoritos. Introducción, química y reconocimiento», se reúne dos veces al año con sus quince colegas de todo el mundo en la localidad estadounidense de Tucson (Arizona), donde intercambian experiencias.

Afirma que todos coinciden en afirmar que el mayor valor de un meteorito radica en que es una joya, «la Roseta de la ciencia, por las muchas cosas que nos cuenta del espacio».

El buscador de meteoritos explica que los mejores lugares para encontrarlos son los desiertos, y también que en todos los lugares del mundo caen por igual, pero donde hay mucha vegetación, como en Asturias, encontrarlos es una tarea casi imposible.