Á. FIDALGO

Julia tiene sólo 3 años y desde el pasado mes de septiembre está internada en la planta de oncología del Centro Materno Infantil. El destino, cuando apenas empezaba a vivir, le jugó una pasada de las malas de verdad. Tiene cáncer, pero también ilusión y todo el amor del mundo que pueden dar unos padres.

Ayer por la tarde, serían sobre las seis, su padre, Ramiro García, con la niña en brazos, recibía una visita nada habitual: la joven modelo Sandra Ibarra, que le ganó la partida en dos ocasiones a esta enfermedad, lo que la animó a crear la Fundación Solidaridad Frente al Cáncer, se acercó a la habitación acompañada de unas jóvenes entusiastas, que dedican su tiempo como voluntarias a alegrar a los niños que están internos en esta y otras plantas del Materno Infantil. Se distinguen por sus sonrisas y batas de color naranja. Muchas veces llevan también globos en las manos. Todas trabajan como voluntarias de Cruz Roja.

Una de ellas, Aida Brun, alegre, dicharachera y decidida en sus maneras, le recordaba el cuento del mago de Oz a la pequeña Julia, en el que todos los personajes tienen la fuerza suficiente para salir adelante. Y salen.

Y mientras tanto Julia, sin saberlo, se convirtió en la cara del programa de animación infantil del HUCA «Dame una sonrisa», que ayer celebró su décimo aniversario. Es un programa para amenizar la estancia hospitalaria de los pequeños patrocinado por Cajastur. «Yo también perdí el pelo como tú y mira cómo lo tengo ahora, hasta una vez me llegaron a salir rizos», le dijo Sandra Ibarra a Julia, que tal vez por el gentío que se reunió en su habitación permaneció ajena a todo ello.