Crítica de cine especialista en género

Ch. NEIRA

Pilar Aguilar Carrasco (Siles, Jaén, 1946) lleva dos décadas analizando el discurso fílmico a la luz de las cuestiones sexistas. Ayer fue una de las ponentes en las IV Jornadas de género y diversidad, donde habló de las películas de amor.

-¿Ha mejorado en cuestión de género el discurso fílmico con los años? ¿Es menos sexista el cine?

-Hay más variedad, hay más voces, porque se han incorporado las mujeres. Pero en cuanto a las películas mayoritarias, y me refiero a las veinte con más público cada año, el panorama es muy reaccionario. Por ejemplo, entre el 85 y el 86 por ciento siguen estando protagonizadas por hombres. Es sorprendente porque es inamovible desde hace años. El hombre protagoniza el relato y ellas ejercen un papel subalterno, aparecen o desaparecen en función del personaje varón. Ellos descubren el mundo y luchan contra los malos y en esa trayectoria viven una historia de amor donde aparece la chica. Es un mensaje muy brutal con el inconveniente de que no es fácil tener una mirada crítica.

-¿La sociedad ha avanzado más, entonces, que las películas?

-Sí, la sociedad ha evolucionado mucho más que el relato cinematográfico. Es más variada y más rica de lo que refleja la ficción audiovisual. Eso no quiere decir que no haya películas que reflejen la realidad. Las hay, claro, pero tú miras alrededor y ves una variedad de parejas de todo tipo, que no tiene que ver con todo eso que se ve en el cine, con una producción de modelos mucho más conservadora, más que en las novelas, también. Creo que también tiene que ver con que hacer cine es muy caro, hay que acudir a productores y, claro, el dinero es muy conservador.

-¿Hay nuevas heroínas?

-Lo que pasa es que a veces son una copia del modelo masculino, un protagonista masculino con tetas, vaya. De todas maneras, yo prefiero a una heroína que haga cosas que a una pava que no haga nada. Pero sí, el problema que tienen, como el personaje de Lara Croft, es que no tienen matices, y el hecho de que sean mujeres no introduce ningún cambio. Es lo contrario a «Thelma y Louise», que obligaba a introducir modificaciones en la narrativa al elegir a dos mujeres protagonistas.

-¿No se cuestiona el arquetipo masculino?

-A veces sí. Cada vez que una mujer es protagonista, cada vez que un personaje femenino tiene una vida al margen de los masculinos o cada vez que aparecen mujeres que no tienen entre sí una relación de rivalidad. Pero fíjese, analicé las películas con más público del cine español entre 2000 y 2006 dirigidas por varones (29) y por mujeres (13) y hay un porcentaje altísimo de películas donde nunca hay dos personajes femeninos en el mismo plano, hablando entre sí. Incluso entre las películas dirigidas por hombres que tratan la violencia de género un 75% tiene una mirada muy complaciente. Y en miradas rompedoras, como «Hipatia», sorprende que no tenga relación con otras mujeres, que la hayan aislado, ni una amiguita para charlar, y que tampoco tenga relaciones afectivas.

-¿Qué pasa con las dirigidas al público más joven?

-Como la saga «Crepúsculo». Son muy reaccionarias y se reciben sin ningún filtro. Cuando yo era joven nos decían salvajadas, que teníamos que encontrar a un hombre y esas cosas. Ahora no se dicen, pero en el cine sí, y sin decirlo, por lo que es más difícil ser críticos.