La Cofradía de Jesús Nazareno está vinculada a la iglesia de Santo Domingo de los Dominicos en Oviedo al menos desde 1675, según consta en el Archivo Municipal, pero se tiene la certeza de esa vinculación desde mucho antes. El convento de Santo Domingo se funda en Oviedo el 23 de junio de 1518.

La imagen del Nazareno se veneraba en la capilla de San Cipriano, cerca del cementerio viejo de la ciudad de Oviedo, en la Puerta Nueva Alta. Al desaparecer esa capilla, la imagen fue trasladada a la iglesia conventual de Santo Domingo.

Hay constancia de que la Cofradía del Nazareno procesionaba por las calles de Oviedo en la tarde del Miércoles Santo al menos desde 1860, logrando hacer de dicha procesión en la Semana Santa la de mayor arraigo popular en el corazón de los ovetenses, que comenzaron a llamarlo «el Señor de Oviedo». Pasó por épocas de más o menos auge en los avatares de la historia. Recientemente, en 1994, se reconstituye en Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, realizando su estación de penitencia por las calles de Oviedo en 1995 y recuperando al año siguiente un tradicional vía crucis en la plaza de la Catedral, restaurando para eso los antiguos estandartes con las catorce estaciones.

Desde 1998 la Cofradía del Nazareno de Oviedo se hermana y acude a su ciudad con la Cofradía de Jesús de la Redención y con la Cofradía del Gran Poder de León cada Semana Santa, acogiendo también en Oviedo a dichas cofradías hermanas.

Nuestra estación penitencial del Miércoles Santo no es un desfile más. Se trata de hacer el esfuerzo necesario para acompañar por las calles de Oviedo la imagen bendita de Jesús Nazareno. El esfuerzo tiene que ver con lo necesario técnica y artísticamente, pero, sobre todo, es un esfuerzo personal de silencio y de oración. El capuchón que cubre el rostro de los hermanos y las hermanas nos ayuda a centrarnos más en el rostro de Jesús Nazareno, que es quien realmente pasea por las calles y las gentes de nuestra ciudad. No es un paseo de un día, que en ocasiones el tiempo atmosférico no nos ha permitido realizar. Es un paseo permanente, que tiene que ver con nuestra fe y nuestra confianza cada día en Jesús el Nazareno, muerto pero resucitado. Sigue vivo hoy en Oviedo, a través de todos sus seguidores. Apostar por esa vida de resucitados en el día a día es la tarea central de nuestra fe. Y esa «apuesta» cada año es el centro de nuestra vida.

Por desgracia, en ocasiones hacemos de la Semana Santa una suma de «actos» y «oficios», que, aunque los llamamos «santos», no implican ni llenan nuestras vidas. No se trata de sumar «actos» más o menos «santos», sino de renovar cada año nuestra vida según el proyecto del Resucitado. Se trata de ser cristianos veinticuatro horas los 365 días del año. A eso se nos invita la noche de la Pascua, a renovar nuestra fe y nuestra vida, en las circunstancias personales y sociales que cada año nos toca vivir.

Deseamos a todos los ovetenses y a quienes este día nos visiten un buen «paseo» junto a Nuestro Padre Jesús Nazareno, paseo que dure todo el año.

LAS PROCESIONES DE HOY:

Jesús Cautivo

Jesús de la Sentencia ("La Madrugá")