El cruce de acusaciones entre dos agentes de la Policía Nacional y un joven médico residente se dirimió ayer en un juicio de faltas presidido por el magistrado Francisco Javier Rodríguez Luengos, titular del Juzgado de instrucción número 1 de Oviedo. Los policías acusan a Andrés Vilanova, de 25 años, de una falta contra el orden público por resistencia a la autoridad y negarse a identificarse tras ser detenido en la huelga general del pasado 14 de noviembre cuando formaba parte de un piquete informativo. Mientras, el joven acusa a los agentes de una falta de lesiones, por hacerle inhalar amoniaco, y de otra de vejaciones, por llamarle, entre otros insultos, «hijo de puta».

Los primeros en declarar ante el juez fueron los dos agentes acusados por el joven. Explicaron que habían aplicado la «fuerza mínima» para reducir a un manifestante que calificaron como «el más alborotador» del grupo. Aseguraron que mostró una actitud desafiante, que gritó consignas como «asesinos» y «fascistas», y que cuando fue detenido tras tirar una bomba fétida en una sucursal bancaria, se negó a identificarse. Además, explicaron que en el registro de su mochila encontraron una botella de amoniaco. Aunque no estaba incluido en las actuaciones policiales, ayer durante el juicio manifestaron que también le habían ocupado papel de aluminio, todo ello para fabricar «una bomba MacGyver», aseguró uno de ellos.

La versión ofrecida por Andrés Vilanova discrepó de la de los agentes. En sede judicial manifestó que el amoniaco era para limpiar en casa y que no llevaba papel de aluminio. Además, explicó que se había negado a identificarse porque ya había entregado antes el DNI a un agente. El carné le fue devuelto más tarde y los agentes no lograron aclarar ayer cómo. El joven dijo que los agentes le instaron a beber el amoniaco -«bebe, hijo puta»- y que él lo derramó. En ese momento lo pusieron de rodillas sobre el charco de amoniaco y le dijeron «¡respira, cabrón!», según la versión de Vilanova. En el juicio declaró un testigo que mantuvo esta última versión. El juez rechazó el resto de la prueba testifical porque dijo que ya estaba «suficientemente ilustrado».

El ministerio fiscal, en su calificación de los hechos, interesa la absolución de los agentes y una multa de 300 euros para Vilanova por una falta contra el orden público. Alrededor de medio centenar de personas, la mayoría adscritos al colectivo «La Madreña», siguió la vista pública para apoyar a Andrés Vilanova. Entre ellos, se podían contar otros siete agentes de la Policía Nacional vestidos de paisano. Las tensiones no derivaron en ningún tipo de altercado.