Oviedo emprende y la afirmación no es sólo el nombre de un programa municipal -que también-, sino una constatación. Begoña Menéndez, la coordinadora del centro para empresarios incipientes que el Ayuntamiento ha puesto en marcha en el edificio que Salvador Pérez Arroyo diseñó para el talud de La Ería, con la colaboración de la Asociación de Jóvenes Empresarios, afirma que en sus primeras dos semanas de funcionamiento han acudido a él, para trabajar en las zonas comunes o para recabar información, más de doscientas personas. Ayer, con la intención de dar mayor difusión a sus instalaciones y sus actividades el centro organizó una jornada de puertas abiertas, una convocatoria a la que respondieron más de medio centenar de personas.

Entre ellos estuvieron Rubén González y Francisco Cachero, ingenieros industriales de 24 y 25 años y embarcados desde hace un mes en una empresa común, Elcertificado.es, dedicada a la certificación energética. La alternativa a la creación de su propia empresa, un riesgo que han asumido poniendo en juego sus ahorros, alguna ayuda familiar y hasta la herencia, cuentan, era, en palabras de González, «una vida de becarios hasta los 30 años». «Tiempo de crisis, tiempo de oportunidades», apostilla su socio.

González y Cachero recalaron en La Ería a través de la Cámara de Comercio de Oviedo y la Asociación de Jóvenes Empresarios. Las recién estrenadas instalaciones de La Ería les permiten «eliminar los gastos fijos de una oficina» y les proporciona «una estructura para empezar». Hay más. En sus locales establecen contactos con otros emprendedores e incluso cierran colaboraciones inesperadas. Ya han cerrado una colaboración con otro chico que trabaja en su mismo sector y al que conocieron en el centro del talud de La Ería.

Por ahora, su idea marcha. «Vamos arrancando», afirman y comentan que ya han cerrado alguna obra fuera de Asturias. De momento, seguirán desarrollando la parte administrativa y de gestión en los locales de La Ería, aunque si el negocio prospera pronto se les quedarán pequeños: no disponen de espacio para archivar documentación.

Patricia Martínez no tiene ese problema. Dispone de su propia ofician, en casa, y también tiene un bajo al que, si su empresa sale adelante, cuenta echar mano. Sin embargo, ayer estaba entre los participantes en la visita guiada al centro de emprendedores de La Ería, acompañada por su amiga Aroa Corte. Martínez dio un paso adelante hace un mes, explica, y decidió hacer realidad su proyecto de toda la vida: crear una empresa. La suya se dedica a la publicidad, utilizando como soporte automóviles, de momento turismos y furgonetas, asevera. En el futuro planea colocar sus mensajes de propaganda hasta en barcos.

El edificio del talud de La Ería le resulta, a pesar de disponer de un espacio propio de trabajo, «interesante para reuniones y contactos». El despegue de su empresa, Impacto Dual, está requiriendo un arduo trabajo comercial, dice, pero ya está dando frutos y Patricia Martínez ya puede mostrar un dossier con fotos de algunas de las campañas de sus clientes. «La parte comercial es la más difícil, pero para eso cuento con precios muy competitivos y mucha pasión», asegura.

En lo que va desde la apertura del centro, según su coordinadora, sus usuarios han resultado ser jóvenes -aunque ocasionalmente acude gente de mediana edad- involucrados en sectores relacionados con la ingeniería, las nuevas tecnologías y los negocios «on-line».

Miembros de Nuevas Generaciones del PP participaron también ayer en la jornada de puertas abiertas.