Ch. NEIRA

Paquete incómodo, la estatua de Francisco Asorey que en su día rindió homenaje a la figura del teniente coronel Teijeiro, sigue hoy en un almacén municipal a la espera de un destino incierto, que no levante ampollas y cure viejas heridas. Aunque la solución parece difícil, la Hermandad de Defensores de Oviedo ya se ha ofrecido a hacerse cargo de la estatua e instalarla en el panteón del que disponen en el cementerio de Oviedo. Los vecinos de La Florida podrían ser los otros destinatarios del «paquete», si el PP revisa un estudio que realizó en 2008 para instalar la figura junto a un nido de ametralladoras que se conserva en La Florida, en la zona de Los Reyes, un solar donde en la actualidad han comenzado las obras para la construcción de un edificio de viviendas.

En realidad, el deseo de la Hermandad de Defensores de Oviedo no es llevar la estatua de Asorey al cementerio. Ese sería un «mal menor». Su presidente, Fermín Alonso Sádaba, explica que ellos solicitaron al Ayuntamiento que se repusiera en su sitio, en la plaza de la Liberación. «Pero también les decíamos que si no lo iban a hacer nos la cedieran para ponerla nosotros en el panteón que tenemos en El Salvador. Queremos que siga donde estaba, pero pensar que la van a tirar la pediríamos para llevarla al panteón». La Hermandad de Defensores sólo pide que el Ayuntamiento se haga cargo del coste del traslado y emplazamiento de la figura del soldado en su nueva ubicación. Ellos no tienen recursos. Y añaden que Teijeiro «tiene derecho a tener una estatua por haber salvado la vida a 40.000 ovetenses, porque si llegan aquí los rojos nos asesinan a todos los ovetenses».

El teniente coronel Jesús Teijeiro dirigió el avance de las llamadas columnas gallegas, mandadas por el coronel Martín Alonso, sobre la ciudad de Oviedo, rompiendo el cerco republicano el 17 de octubre de 1936. Un mes más tarde, una bomba acabaría con su vida cuando paseaba por la calle Uría. Dieciséis años más tarde, el 17 de octubre de 1952, se inauguró la plaza de la Liberación, con una estatua de un soldado encargada a Francisco Asorey. Tras la figura, que sostiene una especie de espadón con la forma de la cruz de Santiago, se instaló un muro en el que se especificaba el homenaje de «Oviedo a Teijeiro» por haber recibido «los heroicos defensores de Oviedo la ventura de su liberación». Grabado en bronce aparecía también un retrato del militar gallego.

Hace justo tres años, en julio de 2010, el PP ya propuso retirar la estatua de Francisco Asorey dedicada al teniente coronel Teijeiro para sustituirla por la del ciclista Samuel Sánchez, que finalmente se instaló al inicio de la Losa.

En aquella ocasión se insistió en que el soldado de Asorey era uno de los tres símbolos franquistas que el Ayuntamiento había contemplado retirar en 2008 según el informe de la comisión para cumplir con la ley de la memoria histórica. El plan, en aquel momento era buscarle otra ubicación que permitiera, se dijo entonces desde el Ayuntamiento, «quitar a la estatua toda carga ideológica, para darle a la ciudad una especie de monumento al soldado desconocido».

La idea no era nueva. En 2008, tras el hallazgo en el barrio de los Reyes de La Florida de un nido de ametralladoras, el equipo de gobierno de Gabino de Lorenzo preguntó a los vecinos si estarían dispuestos a recibir la estatua del soldado de Asorey. Emilio Peña, presidente de la asociación de vecinos de La Florida, cuenta ahora que en aquella ocasión no quisieron contestar. «Les dijimos que no era asunto nuestro y que no íbamos a opinar».

El nido de ametralladoras, inventariado por Patrimonio y que obligó a cambiar la urbanización diseñada para la zona de los Reyes, es un elemento singular dentro de la arquitectura militar de la Guerra Civil. La Asociación para la Recuperación de la Arquitectura Militar Asturiana (Arama) dio en aquella ocasión la voz de alarma y logró que los planes urbanísticos integraran, dentro del jardín de una rotonda, este elemento. Artemio Mortera, su presidente, explica que ese nido este nido se construyó después de la ofensiva de febrero y marzo de 1937, en la que las tropas republicanas, que continuaban asediando Oviedo tras la entrada de Teijeiro, ocuparon la loma de Pando y cortaron la carretera de San Claudio. Junto con el nido ya desaparecido de la Ería, esta casamata formaba parte de la nueva línea del frente nacional. Y es el único ejemplo de estructura militar de los nacionales de la Guerra Civil más o menos bien conservada, explica, aunque le falta la parte de arriba y parte de la trasera. En todo caso, otra posibilidad para alojar la incómoda estatua.