La aventura inmobiliaria de Jovellanos XXI, léase Cosmen y Lago, apadrinada por el gobierno del Ayuntamiento de Oviedo, léase Gabino de Lorenzo y Caunedo, no puede recaer sobre las espaldas de los ovetenses.

Esa aventura se inicio en el año 2002 y desde entonces para acá, en Jovellanos y en Buenavista han ocurrido demasiadas cosas, imprescindibles de conocer y absolutamente necesarias de aclarar, por ser de justicia municipal y de interés para los bolsillos de los ovetenses.

Sé que «no es políticamente correcto», pero como considero que la ética y la coherencia son más importantes he de recordar que desde el año 2005 me he pronunciado en las páginas de este periódico contra este proyecto denominado «Los palacios de Gabino», más de ocho veces, por razones urbanísticas, económicas, legales y municipalistas. La última vez, el 27-5-2013, «El PP y el fiasco de los palacios». Para que nadie diga ahora, «a buenas horas, mangas verdes».

La empresa Jovellanos XXI en estos once años ha ido poco a poco dejando de ser lo que era, los complejos urbanísticos de las parcelas del Vasco y de Buenavista se han ido desgajando en otras empresas y se dice que al día de hoy sus activos son solamente la empresa Vasco XXI y la explotación del Palacio de Congresos, y en frente una deuda de unos 90 millones de euros.

Como se suele decir, «del jamón solo queda el hueso». Así las cosas, el pasado día 24 de julio hemos conocido, a través de este periódico, que la empresa Jovellanos XXI ha solicitado la liquidación de la propia sociedad, cuando estaba en situación de concurso de acreedores.

Este paso pone claramente en evidencia que no es posible un acuerdo con sus acreedores y por ello solicita su liquidación ante los Juzgados. En resumen, la parte contratante está a punto de desaparecer.

No conviene olvidar que en el proyecto de los palacios el Ayuntamiento de Oviedo ha entregado los terrenos del Vasco (incluida la zona verde que para uso público había cedido hace años la comunidad del edificio «Panorama», y que ahora se convertirá en accesos al aparcamiento que se está construyendo), y los del antiguo Carlos Tartiere, quedando al final solamente de propiedad municipal el Palacio de Congresos, pero para dentro de 50 años. En consecuencia, este proyecto ha sido un fiasco para el Ayuntamiento y por ello para todos los ovetenses. Jovellanos XXI tiene todavía en vigor el contrato firmado en 2002 con el Ayuntamiento de Oviedo, en lo que afecta fundamentalmente a la explotación del Palacio de Congresos (conocido como el Calatrava) hasta el año 2061, porque en lo que respecta al Vasco el Ayuntamiento allí ya no tiene nada.

¿Cuál es ahora el futuro del Palacio de Congresos? ¿Pasará a ser explotado por una junta de acreedores o se pretenderá anticipar su retorno al Ayuntamiento de Oviedo? Es muy probable que se pretenda una compensación económica a cambio del valor pendiente de amortizar del Palacio de Congresos. Pero ¿cuál es el valor al día de hoy del Palacio de Congresos y el valor de lo amortizado? ¿Dispone en este momento el Ayuntamiento de Oviedo de suficiente capacidad de gestión y financiera para hacerse cargo de la explotación? Y si así fuera, entonces ¿para qué sacó a concurso público la privatización del uso de esos dos excelentes terrenos públicos, si la propia Administración municipal se sentía capaz de afrontar tal reto? Seguro que en su momento le hubiese resultado sensiblemente más económico a los ovetenses y, desde luego, más comprensible.

Por otra parte, no olvidemos que existen en este proyecto todavía asuntos pendientes de resolver, como es el funcionamiento de la visera móvil que le daba al edificio un valor especial por su singularidad, y ahora la inexistencia de tal requisito debe suponer un cambio de valor muy significativo para el edificio «Calatrava», por lo cual la propiedad del Palacio de Congresos, que es el Ayuntamiento de Oviedo, debe exigir una indemnización que incluya el valor material y sus específicas singularidades.

Estas son algunas de las razones por las que afirmo que esta operación es un fiasco para las arcas municipales, y en ello el Partido Popular tiene en Oviedo la máxima responsabilidad. Después de todo lo acaecido en este proyecto, y llegados lamentablemente a este momento, el Ayuntamiento de la capital no puede hacer dejación de ninguno de sus derechos y mucho menos dejar que caigan sobre sus espaldas las aventuras y las responsabilidades de otros.

Nosotros, por lo menos, estaremos a la expectativa y tomaremos, llegado el caso, las medidas necesarias para impedirlo.