Un hombre de 45 años de edad, vecino de Pola de Siero, murió ayer apuñalado a escasos metros del dispensario de metadona del barrio de Buenavista tras participar en una reyerta por una mujer, según fuentes de la investigación. Testigos presenciales aseguraron que el fallecido, Eduardo Salazar Jiménez, había alertado a la Policía horas antes de su muerte de que estaba sufriendo amenazas. El agresor, que responde a las iniciales J. M. S. G., un langreano de 44 años y de etnia gitana, al igual que la víctima, fue detenido minutos después a las puertas del centro de metadona, con la camisa empapada en sangre. Tras ser atendido en el Hospital, debido a que presentaba algunos golpes, fue detenido por la Policía Nacional y trasladado a los calabozos.

La víctima, que residía en un centro de acogida, acudió ayer por la mañana a la zona del dispensario de metadona cercano al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), como hacía habitualmente. En las inmediaciones del edificio se encontró con su presunto asesino. Ambos se enzarzaron entonces en una pelea. En un momento dado, el langreano sacó un cuchillo y asestó tres puñaladas al sierense, que quedó tendido en el suelo sangrando abundantemente, según la versión que relataron ayer varios testigos a LA NUEVA ESPAÑA. El hombre fue trasladado aún con vida al Hospital, donde falleció poco después. Fuentes de la investigación aseguraron que la trifulca ya se había iniciado la noche anterior en la zona de El Campillín. Según parece, el desencadenante de los hechos fue una discusión por una mujer que frecuenta habitualmente este parque. Testigos presenciales del suceso de ayer, que conocían a la víctima, afirman que esta mujer era la pareja de uno de los implicados en la mortal reyerta.

En el punto exacto en el que se produjo el apuñalamiento aún eran visibles, a primera hora de la tarde, marcas de sangre en el suelo, que llamaban la atención de los transeúntes. Fueron los testigos presenciales, también usuarios del centro de metadona, quienes avisaron a la Policía y describieron a los agentes cómo habían acontecido los hechos. Además, también facilitaron las labores de búsqueda, describiendo la ropa que llevaba el presunto agresor. Esta información permitió detener al langreano cuando se dirigía con la camisa ensangrentada a que se le dispensase la metadona.

Varios familiares y amigos del fallecido se congregaron tras lo sucedido en el área de urgencias del Hospital con visibles muestras de nerviosismo. La Policía Nacional desplegó un importante dispositivo de seguridad para evitar cualquier incidente debido a la tensión acumulada por lo sucedido.