En una Casa de Oficios donde trabajé como técnico un año, mi única aventura en la Administración, tenía a mis órdenes a un fontanero que nos prestaba sus propios calibradores, estaciones de soldadura, pinzas de cocodrilo? generoso él que no lo había más. Cierto que, al final de curso, al hacer el inventario, descubrí que, en nuestro almacén, faltaba material que no se había colocado en la escuela que rehabilitábamos: azulejo, tubería de cobre, terrazo, grifería? Tras una pequeña pesquisa sospeché del fontanero, fui a pedirle explicaciones y terminó por confesarse responsable de aquello; vino a decirme que, de la misma manera que él no ponía reparos en prestar su herramienta, tampoco el Ayuntamiento debería racanear con él, quid pro quo. Por eso quiero que los diputados cobren dietas y kilometraje, que no regalen nada, ni metan mano al almacén.