«Desde hoy, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y hasta el día 21, nuestra Catedral se convertirá en lugar privilegiado de peregrinación». Así anunció ayer el deán Benito Gallego el comienzo de la «perdonanza», un tiempo especial para los católicos en el que pueden lograr el perdón de todos sus pecados confesando, comulgando y con unos rezosen el templo ovetense. Además, el primer y el último día, reciben la bendición con una de las reliquias más veneradas de la cristiandad, el Santo Sudario.

Gallego cumplió con ese rito. Al finalizar la misa, con la nave principal de la Catedral repleta de fieles, tomó el lienzo que, según la tradición, envolvió el rostro de Cristo en el sepulcro, y lanzó su bendición a todo el orbe, alzando la reliquia en dirección a los cuatro puntos cardinales.

En su homilía el deán se refirió al lugar destacado que Oviedo ocupa entre los centros de peregrinación de todo el mundo, una peculiaridad que el Ayuntamiento de Oviedo se propone explotar turística y económicamente con la construcción de un museo de las reliquias o centro de peregrinos.

En su discurso, tras la lectura del Evangelio del día, de San Juan - «y tanto amó Dios al mundo que entregó a su único Hijo»-, Benito Gallego reflexionó sobre «la paradoja del Evangelio», a cuenta de la festividad de ayer, la de la Exaltación de la Cruz. «Lo hacemos no porque sea un instrumento de sufrimiento sino porque es un símbolo de la salvación de los hombres», explicó.

Habló del «materialismo» y «el momento hedonista de la humanidad» y de lo difícil que en ese ambiente resulta «entender el mensaje de la Cruz». Instó a los fieles a «anteponer lo que es bueno para los demás al propio interés» y les animó a «ser generosos». «Debemos complicarnos la vida», fue su recomendación vital para esta perdonanza.

Abogó por una «fe con obras». «Urge poner a Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas», añadió, y advirtió que «la fe cristiana, como diría Benedicto XVI, no es una ideología, es un encuentro personal con Dios».

Algunos miembros del Cabildo oficiaron con él y en los bancos de la Catedral tomaron asiento religiosos de distintas órdenes y seglares.

La perdonanza o indulgencia plenaria de los pecados se puede ganar en la Catedral todos los años del 14 al 21 de septiembre, cumpliendo ciertos requisitos: «confesión y comunión en la forma acostumbrada, rezo del Padrenuestro y el Avemaría o de otra piadosa oración por las intenciones del Sumo Pontífice, visita a la Catedral y rezo devoto del Padrenuestro y el Credo». El deán de la Catedral indicó que la indulgencia plenaria se puede obtener «sólo una vez al día» -es decir, ocho indulgencias en total durante todo el jubileo de la Santa Cruz- y que los beneficios así obtenidos son «aplicables a los difuntos». Las misas jubilares se celebran el sábado y el domingo a las seis y media de la tarde y el último día, festividad de San Mateo, a las doce y a las seis y media.