El observador minucioso descubrirá en los muros de la Catedral mensajes del pasado y lecciones de historia y fe que no están en los libros. En las piedras del templo hay grabados nombres, fechas, marcas de cantería y símbolos, repartidas por la fachada y el pórtico, la Cámara Santa y la antecámara, las cuatro escaleras, los triforios, las torres y el crucero. El director del Museo de la Iglesia, José María Hevia, ha localizado y documentado más de dos mil y aún quedan algunos lugares por examinar, como la sacristía. "Los muros de la Catedral son un gran lienzo", afirma. Todos los grafitis registrados están siendo incorporados a una base de datos, que quedará a disposición del cabildo, y aunque Hevia afirma que "el objetivo prioritario no es publicar un libro para el cementerio de papel" tampoco eso está descartado.

Todo empezó por la Cámara Santa. El canónigo José María Hevia explica que, con vistas a su próxima restauración -cuyo inicio está previsto en diciembre-, el cabildo le encomendó "hacer el estudio de los grafitis de la Cámara Santa, la antesala y las escaleras". El estudio se amplió luego al resto del templo y para llevarlo a cabo Hevia contó con la colaboración del fotógrafo Carlos de Posa Miranda, que registró las inscripciones con su cámara.

Hevia divide las señales halladas en los muros de la basílica ovetense en dos grandes grupos. El primero, muy numeroso, es el de las marcas de los canteros, ocultas a la vista en el interior de las escaleras del crucero, de las escaleras posteriores de la torre gótica y de la semitorre ciega. El director del Museo de la Iglesia se ha propuesto compararlas con las que aparecen en la catedral de Burgos, de León y el monasterio de Moreruela para averiguar el área de actividad de los gremios de canteros y sus conexiones.

Los grafitis dejados por los canteros en la Cámara Santa son con probabilidad los más antiguos de la Catedral, opina José María Hevia. "Se puede seguir la traza de los constructores por sus señales en los arcos de la entrada gótica a la Cámara Santa y comprobar que las mismas marcas aparecen muchas veces repetidas en lo alto de la escalera del crucero sur", señala.

El otro gran grupo de inscripciones, explica José María Hevia, está formado por las que dejaron los peregrinos, y se concentran a la entrada de las puertas y en la embocadura de las escaleras que conducen hasta la Cámara Santa, así como en la escalera del obispo Palenzuela, de la segunda mitad del siglo XV, y en la del arquitecto De la Riva, del primer tercio del XVIII. "A los pocos años de terminada la escalera santa leemos la firma de un peregrino francés con su fecha: Francois de Toret Lasclalleries 1769", detalla el clérigo, y, continúa, "dentro de la misma Cámara Santa dejó su constancia un tal Basas, y en la antecámara escribe Jacques Pilipe Renar Antoine, cuyo graffiti es anterior" y, según Hevia, debería datarse con anterioridad al siglo XVI.

José María Hevia y Carlos de Posa han reunido más de dos mil fotografías, que ahora hay que clasificar y, en algunos casos, descifrar. Para ello esperan contar con la colaboración de la Universidad de Oviedo y sus expertos en Epigrafía. Pero Hevia indica que "aunque el proyecto está inacabado ya se hace uso de él", en el curso de iconografía que se imparte para la acreditación de los guías de la Catedral.