Versos de Miguel Hernández y un vídeo de unos cinco minutos de duración que repasaba la historia de Santa Bárbara en la región hasta su venta a General Dynamics y el ERE de este año abrieron ayer el acto reivindicativo -"esto es como cortar una carretera", aclaró uno de los afectados- organizado por el grupo de los 55 despedidos. No hubo vídeos sobre nazis como la empresa había denunciado por la mañana ante el Ayuntamiento, argumento que le había servido para solicitar a la administración local que no cediera el teatro Casino para la celebración del acto. Al final, el Ayuntamiento dejó el teatro, aunque con un celo funcionarial que impidió entrar a más gente del aforo máximo de las doscientas personas y cerró las puertas. Hubo ciertas protestas entre los que se quedaron fuera, pero, en general, el apoyo a los despedidos fue unánime, con presencia de representantes de IU, Foro y PSOE. El colectivo, por su parte, aprovechó la charla-coloquio para presentar el estado de la cuestión y denunciar que se sienten "solos y acorralados".

Abrió el cronista oficial de Teverga y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA Celso Peyroux, combativo y solidario con la causa, y tras su introducción empezaron los testimonios. El primero de los despedidos en tomar la palabra, José César Vila, hizo un recorrido del proceso de ERE, del despido directo de los 55 trabajadores y de la situación actual que ha llevado a la empresa a difundir un comunicado contra los que injurian a Santa Bárbara. Vila contó que algunos de los despedidos habían recibido requerimientos notariales para retirar su página e instándoles a que dejaran de mandar correos masivos. Y denunció "el intento de amordazar" el acto celebrado ayer.

Javier Álvarez, otro compañero, trabajador de la Vega, de 55 años y cuarenta en la fábrica, "contando lo de aprendiz", puso palabras a esos acosos: "Estamos muy solos y acorralados", y pidió coraje a la región: "La empresa está claro que por una decisión política fue vendida y tiene unos dueños, pero el sector es nuestro, es de Asturias, ye de nuestros padres, que trabajaron aquí, y de los que vengan detrás, y nos lo están machacando".

Los testimonios incluyeron también una declaración de Juan García, de la plataforma vecinal de Trubia, que relató cómo desde el anuncio del ERE pusieron en marcha todo tipo de movilizaciones de apoyo, "a veces con la sensación de que había más movilización desde la calle que desde la fábrica". García denunció que "el ERTE y el ERE siguen" y que eso "se nota en las calles de Trubia". Mientras eso sucede en la villa, concluyó, "cincuenta y cinco trabajadores son usados como precio a pagar y se ven peleando contra una gran multinacional; desde la plataforma vecinal los apoyamos y apoyaremos en esta pelea por recuperar lo que es suyo y nuestro".

La parte más técnica, pero jugosa, "la almendra" en palabras del presentador, corrió a cargo de otro compañero del grupo de los 55, Luis Gregorio Martín, quien ofreció detalles sobre las cuentas de la empresa, que, según los documentos que presentó, en su versión definitiva contradicen las pérdidas alegadas para poner en marcha el ERE.

Antes, también abundó en el relato de cómo en las últimas semanas la empresa, a través de notarios e incluso de la Guardia Civil trasladando requerimientos judiciales, estaba poniendo en marcha "un escrache" contra el colectivo. Luis Gregorio Martín dio un paso al frente y explicó que la página web la pagó y está puesta a su nombre. "Además", añadió, "soy el único que tiene demandada a la empresa en la Audiencia Nacional".

En la segunda parte de su exposición, la dedicada a las cuentas, contó cómo las cuentas de los últimos años de Santa Bárbara las firmó un auditor de KMPG y cómo las del último año las firmó un nuevo auditor. Según este trabajador despedido, la empresa justificó el ERE en la vista celebrada en la Audiencia Nacional en las pérdidas de 60 millones que figuran en las cuentas provisionales. Sin embargo, y Luis Gregorio Martín mostró los documentos, han descubierto que el 13 de febrero de 2013, "un día antes de los despidos", Santa Bárbara firmó las cuentas anuales consolidadas, "las mismas que dijo en la Audiencia que no existía" y que se suelen auditar tres meses después, en abril o mayo. En esas cuentas, explicó, "aunque cuentan como pérdidas toda la maquinaria de la Vega que no tiene ningún valor y cifran en 27 millones, en el balance final les salen 1,9 millones de pérdidas, no 60".

El pasado 23 de octubre, añadió, han pedido nueva documentación a la vista del descubrimiento de estas cuentas consolidadas y, según Luis Gregorio Martín, a raíz de estas denuncias han comenzado las presiones. Según su análisis, "habrá más problemas", porque el grupo norteamericano "ya decidió en 2012 abandonar España". La forma en que lo hace, si es una salida digna para los trabajadores, parece ahora mismo la última pelea, concluyó pesimista.

La última intervención corrió a cargo del historiador local Manuel Antonio Huerta Nuño. Repasó la historia de la fábrica, las implicaciones sentimentales en el pueblo, las implicaciones económicas, la necesidad de un plan industrial para Trubia y el drama del patrimonio industrial sin protección y con amenaza de ruina.

Las exposiciones prolongaron durante más de dos horas el acto. El turno de preguntas e intervenciones del público no pudo alargarse mucho más, pero tuvo momentos destacados, como la intervención del que durante años fuera el presidente del comité de empresa de la Fábrica de la Vega, Amador García, hoy concejal socialista en Oviedo. Amador asumió las culpas que hayan podido tener los sindicatos en todo el proceso, pero pidió "señalar al verdadero culpable", "cuando se produjo la venta falsa, una decisión política del Gobierno de Aznar con responsables como su ministro Mariano Rajoy o el ministro Morenés, que entonces era secretario de Defensa". Y se despidió con ánimo y solidaridad con los despedidos: "Tenéis todo mi apoyo, el que haga falta y más, para que sigáis; tenéis toda la razón y está en juego vuestra dignidad".

El trabajador despedido Javier Fernández volvió a tomar la palabra en este último turno para hacer dos llamamientos. Uno, a los sindicatos, para que "cojan el toro por los cuernos". "Nosotros", dijo conciliador, "somos partidarios de los acercamientos, y claro que echamos de menos sentirnos arropados. Cuando trabajaba tenía una sección sindical; ahora somos como apátridas". Y el otro llamamiento fue para los políticos: "La esperanza es lo último que se pierde. Por eso actos como éste sirven para buscar caminos que nos permitan parar esto. Agradecemos el apoyo a los políticos, pero condicionado. Tienen que empezar a pasar a la acción. Hay que empezar a tocar, ya no es el tiempo de declaraciones conjuntas. Esperanzas, todas, y si la salud aguanta, aguantaremos".