Luis Amérigo Castaño, un gijonés enamorado de Oviedo, acaba de debutar como novelista a los 91 años. Lo ha hecho con un libro dedicado a la capital asturiana, "Oviedo, belleza y coraje", que presentó hace unas semanas en Madrid, donde reside desde hace muchos años. "Está dedicada al coraje de Oviedo, el que demostró en la revolución de los mineros y en el sitio del 36, pero no al coraje en la defensa o la lucha, sino en el que pusieron sus habitantes en su reconstrucción", explica Amérigo, que fue abogado y militar.

Amérigo escribe desde hace años, pero nunca se había decidido a publicar. Pensó que no era tarde, quiso quitarse el gusanillo y se animó a autoeditarse. A finales de noviembre presentó su novela en el Café de los Austrias, acompañado por el periodista ovetense Ramón Sánchez-Ocaña.

En "Oviedo, belleza y coraje" relata la historia de tres generaciones de una familia, con la capital del Principado y la Guerra Civil como escenario. El relato comienza con una imagen de "La Regenta", a pesar de que Amérigo dice sentirse "defraudado por Clarín" en lo que respecta a esa obra. "Hace una descripción muy pobre y confusa de Oviedo en esa novela, no es el Clarín tan sencillo y claro de los cuentos", comenta, y deja escapar una exclamación de admiración por su "Adiós, Cordera", "de una belleza inigualable", opina. Se anima y comienza a recitar de memoria su primer pasaje.

La memoria de Luis Amérigo, cuyo padre presidió el Ateneo de Gijón, es imbatible, y también su amor por Oviedo, a pesar de haber nacido en la ciudad vecina que se supone competidora. "Yo superé eso muy pronto. Mi madre había vivido en Oviedo hasta que se casó, iba a menudo de visita con ella y veía que era un lugar precioso. Mis tíos vivían en la calle Marqués de Santa Cruz, enfrente de su casa estaban el Campo San Francisco y una fuente con un angelito", cuenta. "Tengo el convencimiento de que es la ciudad más bonita de España, sólo le falta el mar. Es de una belleza enorme y eso sin tener ningún gran monumento", opina.

Para su primera novela ha optado por una ambientación histórica. "Yo he vivido varios regímenes, empezando por la Monarquía de Alfonso XIII, aunque muy poco", cuenta y añade, como curiosidad, que reparó en "que había llegado la dictadura porque cambió la hora: yo me acostaba con sol en el horizonte y de repente cenábamos con la luz encendida". Tras la muerte del general Primo de Rivera la familia Amérigo se trasladó a Madrid. "La Gran Vía no se llamaba Gran Vía, sino Pi y Margall, y vivíamos en el número 8, donde seguimos", informa.

Su afición por las letras le viene de lejos. Luis Amérigo tuvo entre sus profesores a Gerardo Diego, el poeta. "Dio clase a mi hermano en el Jovellanos de Gijón y nos lo volvimos a encontrar en Madrid. Reconoció a mi hermano pasando lista", refiere. Cuenta de él que "tenía un genio endemoniado: cogía los cuadernos y los tiraba todos al aire cuando se enfadaba".

Corría el año 1932, dice Luis Amérigo. "Allí empecé yo a escribir, en el Instituto Velázquez. El primer año tenía escrituras al dictado y el segundo, composiciones, y así empezó todo", explica.

Ha tardado una vida en publicar su primera novela y no teme el devenir del tiempo. Es más, asegura, ya piensa en escribir su segundo libro.

Vida y obra

El autor

Luis Amérigo Castaño nació en Gijón en 1922. Su madre había vivido en Oviedo hasta su boda y su padre fue presidente del Ateneo de Gijón. En 1930 la familia se trasladó a Madrid.

Luis Amérigo ejerció el derecho en el Cuerpo Jurídico del Ejército del Aire.

La novela

"Oviedo, belleza y coraje" es su primera novela. Está ambientada en la capital asturiana y en la Guerra Civil. Empieza con una imagen de "La Regenta" y habla de tres generaciones