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La Balesquida, sociedad civil

Argumentos históricos a favor de que la cofradía ovetense no dependa del Derecho Canónico

La villa de Avilés y la ciudad de Oviedo fueron donadas a la iglesia ovetense: la primera en 812, la segunda en 905, aunque pronto fueron devueltas a la Corona Real, bien redimiendo el señorío por dinero, o bien, como parece más probable, cambiándolas por otras a los reyes.

El fuero concedido por el rey Alfonso VI a la ciudad de Avilés en el año de 1085 (al igual que el de Oviedo) comienza así: "In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, cuius regnum et inperium sine fine permanet in secula seculorum, amen". (El Fuero de Avilés, discurso leído en la Real Academia Española por don Aureliano Fernández-Guerra y Orbe en 1865)

"En el nombre de Dios Todopoderoso y de Nuestra Señora la Virgen María, la Junta general deste Principado de Asturias, y los Cavalleros Procuradores que a ella fueron y son llamados y congregados por la Ciudad de Oviedo, villas y Concejos deste dicho Principado?" Así comienza el Acta de las Juntas y Diputaciones del Principado de Asturias de la correspondiente al 19 de diciembre de 1594. Queda claro, con estos ejemplos, el extraordinario poder que la iglesia disfrutaba por aquellos siglos y, como consecuencia de ello, el marcado carácter religioso tan arraigado en la sociedad de entonces. Por ello no es de extrañar que el testamento de doña Balesquida Giraldez, firmado en 5 de febrero de 1232, comenzara de la siguiente manera: "En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo y en virtud del Espíritu Santo, amen". En él dona un Hospital con su ajuar correspondiente, casas, fincas y demás posesiones a la Cofradía de los alfayates. Donación testamentaria que, de tener tal voluntad, la hubiera hecho a la iglesia directamente, no a los alfayates o sastres y otros vecinos y buenos de la ciudad de Oviedo.

Define la Real Academia Española a la Cofradía como "vecindario, unión de personas o pueblos congregados entre sí para participar de ciertos privilegios". Como dice en 1974 don Juan Fernández de la Llana: "son uniones formadas hace muchos siglos, generalmente de tipo profesional, que el ser colocadas bajo la advocación de un Santo o Santa, hacían tuviesen sus componentes una defensa mutua que a la vez que velaba por sus intereses profesionales, permitía una relación religiosa bien orientada con el sentido altamente piadoso imperante en aquellos tiempos lejanos". La citada RAE en otra acepción de cofradía dice es "gremio, compañía o unión de gentes para un fin determinado", y del gremio, lo define como "corporación formada por los maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, regida por ordenanzas o estatutos especiales". Se observa ya una más clara tendencia hacia lo profesional, una relación que escapa a la más íntima, en razón del lazo emocional y el de la advocación, que tenía el de la Cofradía.

En el artículo de Lupercio publicado el 23 de mayo de 1863, recogido en "Memorias Asturianas" de Protasio González Solís y Cabal, titulado "Un mayordomo de la Cofradía de los Alfayates", nos cuenta que la fecha de su creación se pierde en la oscuridad de las remotas edades, pues ya vivía en 1232. Las ordenanzas de 1540 al son del sentido religioso de la época (en ningún lugar afirma su pertenencia a la iglesia, con lo cual está claro que habla de una sociedad civil) mandan que se perdonen las enemistades; que se vele y cuide a los enfermos; que se visite a los cofrades presos; que se les de dos maravedises de vino; que se eviten escándalos y juramentos? En junio de mil quinientos y pico, el muñidor de la Balesquida convocaba, por medio de un descomunal cencerro, a los hermanos a cabildo para el nombramiento de Mayordomo. Los muchos cofrades llegados de todos los barrios de Oviedo, impedían el paso de éste por el Arco de la Fortaleza. Entraron confundidos en el salón condes, marqueses, jefes civiles y militares, eclesiásticos e individuos de todas las clases de la sociedad ovetense, siempre que estuvieran inscritos. Sobre una mesa se encontraba la imagen de la Virgen. Toma la palabra el Juez, enumera las necesidades materiales de la Cofradía dando la palabra al Mayordomo saliente que propone para sustituirle al sastre Mendo Guyón; muchos de los presentes desaprobaron la propuesta recibiendo con ceño al candidato. Unos hablaron a favor, otros en contra y, al final, salió elegido. Un sastre como Mayordomo, naturalmente. Ni la más mínima referencia a propiedad de la iglesia. Sin duda porque se trata de una sociedad civil.

Quizás a don José Luis Felgueroso, como él me dijo en una ocasión, la persona que más sabe sobre La Balesquida, no le guste que este modesto plumilla que ni idea tiene de ella insista en, más que decir, pregonar el carácter civil de dicha asociación a través de la historia, lo que, por supuesto, mantengo a ultranza. Comprendo, asimismo, que al señor Felgueroso, hombre sabio e ilustre jurista, le baste para demostrar que con la celebración de una misa rezada los domingos y fiestas de guardar; la recaudación de limosnas para sufragios espirituales y celebrar el domingo de Pascua de Pentecostés con una misa solemne, la Cofradía pertenece a la iglesia. Pues mire, va a resultar que, como usted dice en su escrito del pasado 26 de diciembre en este mismo periódico, soy un tergiversador, ya que mi razonamiento se basa en escritos y documentos.

Todos sabemos que la ignorancia es la madre de los vicios. Yo, como pertenezco al gremio de los legos, tengo interés en conocer. ¿A qué se debe que después de ocho siglos de indubitable propiedad y pertenencia a la ciudad de Oviedo se haya entregado a la iglesia, precipitadamente y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, la Cofradía de la Balesquida? ¿A un motivo sentimental, urbanístico, especulador, acaso control de limosnas, religioso, constructivo, para ganar el Reino de los Cielos, por amor a la curia romana? No hace falta señalar que el único motivo que tengo para defender a capa y espada que la Cofradía siempre ha sido una asociación civil es mi orgullo de carbayón; el mismo que me obliga a luchar para que este expolio no se haga realidad.

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