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Crítica / Música

Una velada de cámara de lujo

La iniciativa de las Jornadas de Piano "Luis G. Iberni" para el encargo de nuevas obras de estreno es un gran acierto. Puede ser una tendencia que, sumada a los debuts en Oviedo de figuras del piano internacional, como Daniil Trifonov o Christian Zacharias en 2013, ayude a establecer el ciclo más allá del mapa local. Esta iniciativa llega además en el momento apropiado, teniendo en cuenta la apertura de los programas de estas jornadas, que se enriquecen con el repertorio de música de cámara. De este modo, el jueves conocimos el nuevo quinteto con piano del compositor asturiano Jorge Muñiz, tras otro hecho insólito en Oviedo, como fue el estreno en las Jornadas de noviembre del "Concierto para piano Op. 83, n.º 1" de Guillermo Martínez.

El "Quinteto de cuerdas y piano, n.º 2" de Muñiz es un viaje musical a orillas del río Mississippi. Muñiz se inspiró en el recorrido del río para escribir esta obra en cuatro movimientos, a partir de sus experiencias durante el año que vivió en Missouri. Conocíamos el uso del folclore asturiano en otras obras clásicas y contemporáneas de Muñiz, como "La nueche de San Xuan", inspirada en la mitología asturiana, que acaba de estrenarse en Dublín y ha sido grabada en Singapur. Sin embargo, el "Segundo Quinteto" de Muñiz -autor asentado en Estados Unidos desde hace dieciséis años- destaca por su originalidad en el empleo de elementos del folclore americano. Esta práctica es bastante reciente en la obra de Muñiz y resulta novedosa en el estilo del compositor, en la línea también de su "Sonata for Alto Saxophone and Piano Motown Dreams", encargo del Festival de Música Española de León, y estrenada el año pasado por el Dúo Saxperience, que integran los profesores del Conservatorio ovetense Antonio Cánovas y Elena Miguélez.

En su "Quinteto con piano, n.º 2", Muñiz emplea de forma imaginativa elementos rítmicos y melódicos que se inspiran en el folclore americano, con una variedad tímbrica de sugerentes colores, en una obra de armonías flexibles y estructura bien definida. El primer movimiento dibuja el crecimiento del caudal del río, con juegos cromáticos y de intensidades. El segundo movimiento es un "Scherzo" sobre los temas del blues y el ragtime de Saint Louis, donde Muñiz combina elementos rítmicos y melódicos de forma equilibrada y progresiva. El tercer movimiento es un homenaje a Elvis Presley, en el paso del río por Memphis. Muñiz recrea una balada del "rey del rock" de la década de 1950, donde la cuerda grave se inspira en el estilo vocal de Elvis. El cuarto movimiento, como el segundo, destaca por la estilización de elementos populares, en la desembocadura del río en el delta de Nueva Orleans. Las combinaciones rítmicas, a partir de la idea de fusión del Zydeco de Luisiana, con las cuerdas imitando el sonido del banjo, hacen de este movimiento uno de los más interesantes de la obra.

La interpretación del Cuarteto Quiroga y del pianista Javier Perianes destacó por su sensibilidad lírica y cromática, en un conjunto perfectamente equilibrado. Hay que celebrar el regreso del violinista ovetense Aitor Hevia con este cuarteto reconocido en Europa y América. El Cuarteto Quiroga aseguró una velada de cámara de altísimo nivel. El "Cuarteto Op. 20 n.º 1 en mi bemol" de Haydn, que abrió el programa, resultó exquisito, con las cuatro cuerdas perfectamente integradas, buscando en todo momento un sonido personalísimo de conjunto. Cabe destacar el tercer movimiento, "Affettuoso e sostenuto", lleno de claroscuros, con un primer violín reposado en el bálsamo de la cuerda. En el "Quinteto para piano y cuerdas en mi bemol, Op. 44" de Schumann, que completó el programa, sobresalió la actuación de Perianes, bien ponderada con el sonido del Quiroga, en una obra de gran intensidad lírica y rítmica. La reunión de los instrumentos fue magnífica, flexible en un segundo movimiento de contrastes dramáticos, y perfectamente articulada en el último "Allegro", muy claro en la evolución del movimiento, hasta la fuga final. El grupo redondeó su actuación con el "Scherzo" del "Quinteto para piano y cuerdas, Op. 57" de Shostakovich.

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