Don Giovanni, según el tenor Rodion Pogossov, volvió ayer a seducir, público incluido, aunque las simpatías musicales del respetable se inclinaron más por don Octavio -encarnado por el tenor Antonio Lozano-, el noble de cuna y espíritu, que fue el triunfador de la noche. La LXVI Temporada de ópera del Campoamor cierra con el inmortal título de Mozart y un nuevo éxito -aún habrá funciones los días 28, 30, 31 de enero y 1 de febrero- a cuenta de una producción de la casa con el teatro de Magdeburgo, escena hiperminimalista, ya vista, y un buen equipo de cantantes a las órdenes del maestro Álvaro Albiach, siempre acertado con la Orquesta Oviedo Filarmonía y el Coro de la Ópera de Oviedo. La ovación final fue de cinco minutos y veintinueve segundos.

Leporello, incorporado por el bajo Simón Orfila, fiel criado a la fuerza, abrió el drama jocoso cantando acertadamente "Notte e giorno faticar". Don Giovanni viola a doña Ana y en un duelo mata a su padre, el Comendador. La tragedia está planteada con fuerza, bien asentada en las voces y la orquesta.

La soprano argentino-asturiana -bisnieta de una castropolense emigrada- Virginia Tola, en el rol de doña Elvira, canta desesperada y excelentemente "Ah, chi mi dice mai" con don Giovanni al acecho. Leporello la desengaña con una aria tan famosa como cínica "Madamina! il catalogo è questo" donde expone la relación de las seducidas por el burlador, entre ellas nada menos que 1.003 españolas.

Y es que don Giovanni no para. Ahora trata de seducir entre mil enredos a una campesina, Zerlina -la soprano Maren Favela- a punto de casarse. Cantan quizá lo mejor de la ópera "Là ci darem la mano". Doña Elvira trata de salvar a la víctima y canta "Ah, fuggi il traidor" y después "Non ti fidar, o misera".

Doña Ana, según la soprano María José Moreno, comprende quién la atacó y mató a su padre al expresar muy bien "Or sai chi l'onore" en una escena espléndida con el tenor Antonio Lozano como don Octavio. El burlador entona "Finch'han dal vino", parte de la orquesta sale a escena para la fiesta y Masetto, el novio de Zerlina -Davide Bartolucci, buen cantante y buen actor-, naufraga sin remedio. Un hermoso concertante cierra el primer acto.

El ritmo se hace frenético. Don Giovanni y Leporello cruzan sus identidades y rizan el rizo de la farsa. Doña Elvira incomprensiblemente es de nuevo burlada. Lozano ofrece momentos magníficos con su pareja y después solo, y la llamada del destino rompe la lógica del libertino. Don Giovanni, cómico y temerario, invita a la estatua del Comendador a cenar cantado "O statua gentilissima". Ya en casa con Leporello entonan "Già la mensa è preparata". La cena lo muestra como un hedonista en todos los planos y contra pronóstico el Comendador invita al burlador a arrepentirse, pero don Giovanni prefiere el infierno a la cobardía y se condena.

En un concertante final todos se felicitan de que el malvado se haya ido con Proserpina y con Plutón.