"Es la carta pastoral más valiente que ha escrito", juzgaba un sacerdote asturiano acerca del texto semanal -más una nota complementaria- que ayer hizo público el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y en la que se mostraba "a favor de los trabajadores de la Fábrica de Armas de Trubia demandados por la empresa Santa Bárbara Sistemas, perteneciente a la multinacional americana General Dynamics, por reivindicar sus legítimos derechos laborales a través de internet". La carta está dirigida "a todos los trabajadores asturianos que están pasando por las duras circunstancias del paro o de expedientes de regulación".

Ambos textos recordaban la pasada tradición de la Iglesia de Asturias -particularmente en la época del arzobispo emérito Gabino Díaz Merchán- "en su vinculación con las realidades sociales, que había quedado solapada por otras prioridades", comentaba el sacerdote y profesor de Sociología José Manuel Parrilla. Su opinión coincidía con la de Jesús Francisco Rodríguez de la Vega, delegado episcopal de Cáritas y Acción Social, quien evocaba que "la diócesis ha tenido siempre un protagonismo, una voz, una preocupación y un trabajo serio en la dimensión social y su transformación".

Y por detrás de todo ello no dejaba de sentirse "que el Papa Francisco está poniendo absolutamente la dignidad de la persona en el centro de la economía, y por eso dice que no se puede vivir en una sociedad de "descartes", en una sociedad que descarta a las personas según las coyunturas sociales y económicas, pero incluso cuando hay beneficios en las empresas", reflexionaba Alberto Reigada, párroco de San Francisco de la Tenderina (Oviedo) y vicario episcopal de la zona centro de la diócesis.

La carta de Sanz Montes, titulada "Alzar la voz cuando a otros les cierran la boca", llega a afirmar que "clama al cielo" tanto "la lacra del desempleo" como el hecho de que "a estos hermanos" se les "censura con amenazas injustas desde la prepotencia insolidaria". En esa circunstancia, la Iglesia "alza su voz cuando la de ellos se censura", porque "no queremos permanecer indiferentes".

Un expediente de regulación de empleo anunciado en febrero de 2013 supuso el despido de 55 trabajadores de la factoría de Trubia, y el pasado noviembre Santa Bárbara demandaba a tres de esos trabajadores por un supuesto delito contra el honor y la imagen de la empresa a causa de las opiniones que vertían en internet.

"No se trata de una simplona circunstancia donde las empresas son las malas malísimas y los trabajadores sus inocentes víctimas", reflexiona en su carta pastoral Sanz Montes, quien agrega, sin embargo, que "no todos pierden lo mismo", ya que "el trabajador y su familia son los que más malparados salen en medio de este desatino". El Arzobispo relata a continuación que "hay situaciones en las que se añade un factor de incomprensión que termina por perseguir de tantos modos a quienes legítimamente tratan de encontrar salida a esta dura realidad de haber perdido el trabajo en una edad en la que ya no cabe remedio ni existen garantías".

Sanz no precisa en la carta los detalles de esas situaciones, pero indica que "algunos trabajadores han venido recientemente a visitarme y daremos noticia de ello concretamente". Y, en efecto, el Arzobispado emitía después una nota "en apoyo a los trabajadores de la Fábrica de Armas de Trubia".

Pero en carta sí expresaba el Arzobispo que "no podemos acostumbrarnos a una rutina" de cierre de empresas y despidos, "que cercena la vida de personas y familias con enormes consecuencias económicas, psicológicas y sociales". En ese contexto, "la Iglesia tiene una puerta a la que no dejan de llamar quienes cansados o heridos por portazos y cerrazones vienen a tocar la aldaba de la comunidad cristiana buscando ayuda en todos los sentidos". Sanz Montes declara, asimismo, que "quiero públicamente solidarizarme con las empresas y con los trabajadores que tras muchos y sinceros esfuerzos por reflotar una situación difícil se encuentran en la tesitura de tener que cerrar dando origen a perder puestos de trabajo".

El Arzobispo apela a la Doctrina Social de la Iglesia cuando ésta advierte de que "el conflicto entre capital y trabajo expone a los trabajadores al riesgo de ser explotados por los engranajes de la economía y por la búsqueda desenfrenada de productividad". Y también cita palabras de Francisco: "Pienso en cuantos están desempleados, muchas veces debido a una concepción economicista de la sociedad, que busca el provecho egoísta más allá de la justicia social".

Respecto a dicha Doctrina Social de la Iglesia, José Manuel Parrilla, vicedecano de la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos, considera que "el Papa Francisco la está presentando de una manera más incisiva y con una crítica fuerte al capitalismo, que ha exacerbado al máximo la lógica del mercado". Por su parte, Alberto Reigada resalta que, además del caso de Santa Bárbara, en Asturias se están produciendo también los cierres de Tenneco y Coca-Cola, por lo que "con la carta del Arzobispo se recupera el tono de compromiso social de la Iglesia".

Y Jesús Francisco Rodríguez de la Vega reflexionaba sobre "los miles de familias asturianas que en este momento no tienen ningún ingreso, ni un euro, además del alto porcentaje de personas al borde de la exclusión social, con todo lo que ello implica de desmoralización y de destrucción de la propia autoestima". Ese "drama humano" es el que obliga a darle vuelta "a la pasividad que creyentes y no creyentes hemos tenido durante los últimos años". Por ello, "la denuncia social, respetuosa, pero clara, es una de las tareas de la Iglesia y por eso me alegro de las palabras de Francisco o de la carta del Arzobispo".