"Este libro es el decir de los momentos de un cuerpo. Es un poco como leer jazz. Hay una base que va pivotando sobre las posibilidades de algo cerrado". Carlos Bueno Vera resumió así de qué va 'Inquieto', el libro del neoyorquino Keneth Goldsmith que él mismo tradujo al castellano y que ayer presentó en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. La definición, en realidad, cuesta tanto como el experimento que hila el texto, un relato de cada movimiento de un cuerpo desde que despierta hasta que, trece horas después, se duerme.

Goldsmith, un habitual de la vanguardia que en 2013 estrenó la nómina de poetas laureados por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) se enganchó una cámara a su cuerpo y con ella grabó todo lo que hacía para luego contarlo hora por hora, capítulo por capítulo. "Inquieto no es un libro fácil de leer pero a mí me ha abierto la mente a otros mundos", aseguró Rodrigo Pérez Lorido, profesor del departamento de Filología Anglogermánica y Francesa de la Universidad de Oviedo, encargado de presentar un acto en el que también participó Carlos Rod, uno de los directores de la editorial "La Uña Rota", que elogió la labor de Bueno: "Es una tarea muy difícil. Debería al menos estar en la final de premio de traducción de este año", dijo. Y añadió: "El libro exige del lector un compromiso pleno. Es un texto que invita a que el lector desentrañe, muy bien pensado".

Carlos Bueno admitió que la labor de traducción fue "muy dificultosa" y que sin el prólogo y el epílogo, a cargo de Esteban Pujals y Marjorie Perloff, la comprensión sería más complicada.