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El talón de Aquiles de la Vega

Los obreros despedidos de la Fábrica de Armas insisten en el uso industrial de la parcela y protestan por la apertura de la factoría al público durante la "Noche Blanca"

Tadanori Yamaguchi. lne

Cerrada sobre sí misma, llena de tesoros -al menos en la imaginación de la ciudad, que lleva décadas haciendo planes sobre ella- la Vega lleva casi dos años vacía. Los trabajadores fueron trasladados a Trubia dentro de un plan de la empresa, la multinacional norteamericana General Dynamics, que garantizaba el empleo en la industria armamentística asturiana. Tras el cierre, sin embargo, llegó un ERE en Trubia que dejó a 55 trabajadores en la calle. Estos 55 obreros, que no tiran la toalla y siguen luchando por su readmisión, se niegan a que la Vega pase página. Y la primera página que está previsto pasar es la "Noche Blanca", una programación artística multidisciplinar que el Ayuntamiento de Oviedo inauguró con éxito el año pasado. Se trata de abrir espacios urbanos durante las horas nocturnas para acercar la cultura y el espectáculo a los ciudadanos. En la primera edición de esta iniciativa cultural -que comenzó en París, y que aquí se celebra a la vez que en la capital francesa, el 4 de octubre- fue la apertura de la Fábrica de Gas y la actuación abierta del coro de Las Pelayas, las que dieron el "golpetón" en la programación. Para la nueva cita se cuenta con abrir a los ovetenses la "gran manzana" industrial de la ciudad, al menos en parte, para mostrar sus naves y también algunos de los vestigios que quedan del antiguo convento de Doña Gontrodo, como la portada románica de la capilla.

El anuncio ha caído como un jarro de agua fría sobre los trabajadores, que han vivido la propuesta como si la ciudad que siempre dijo apoyarles se pusiera de pronto a bailar sobre su tumba. "La Vega no se puede tocar mientras esté sin resolver el asunto de los despidos", afirma el portavoz de la asamblea de extrabajadores, Luis García.

Los despedidos trasladaron su malestar al concejal de Cultura, Gerardo Antuña, el viernes, en una reunión que califican de "cordial" pero en la que no se llegó a ninguna solución común. "Nos dijo que la jornada pretende dar a conocer el patrimonio industrial del recinto. Parece ignorar que dicho patrimonio fue expoliado con el beneplácito, entre otros, de quien nos gobierna en el Ayuntamiento", señalan los despedidos, que destacan que los archivos, por ejemplo, de gran valor para la historia de la industrialización en Asturias, "no se encuentran en el Archivo Histórico Provincial, como denunciamos hace meses, sino fuera de la región, en manos de una empresa privada". Los trabajadores despedidos añaden que "parece que somos tan ingenuos que aún seguimos soñando con una Fábrica de Armas abierta. Por eso, entre otras razones, como es el incumplimiento de las declaraciones institucionales aprobadas por unanimidad por el Ayuntamiento de Oviedo, nos oponemos a experimentos como la que proponen".

Para el Ayuntamiento, sin embargo, la apertura de la Fábrica de Armas de la Vega durante la "Noche Blanca" es una oportunidad histórica para los ovetenses, que podrán por primera vez conocer parte de un recinto que ha sido esencial en la construcción de la ciudad, y que salvo contadas ocasiones (alguna jornada de puertas abiertas, muy limitada) siempre ha estado oculto. La utilización del recinto durante esa noche, defienden los responsables municipales, no restará capacidad de movilización a los despedidos, ya que los terrenos siguen siendo propiedad del Ministerio de Defensa, y se trata de un uso cultural esporádico.

Uno de los colectivos artísticos que actuarán en la Vega -donde está previsto establecer un recinto acotado, con dos naves abiertas, por las que la gente se podrá mover libremente- ha mediado en la polémica, ofreciendo su intervención artística para "denunciar la estafa de la que fueron víctimas los obreros". Se trata del Local Creativo Paraíso, que estaba aún preparando la propuesta artística que iban a presentar en la Vega. "Creemos que lo primero, antes que cualquier manifestación cultural o artística, es la defensa del trabajo. Pero también nos parece importante que el recinto se abra esa noche a los ciudadanos, es una forma de dar a conocer ese patrimonio, lo que contribuye también a protegerlo", afirma Anxel Nava, uno de los artistas del colectivo, que destaca que no conoce en profundidad la polémica, porque está fuera de la ciudad. "Vamos a pedir una reunión a los trabajadores, porque creemos que se puede buscar un punto de confluencia: podría ser precisamente una plataforma para que la sociedad se sensibilizara con su situación, presentando por ejemplo un documental sobre el proceso de cierre de la fábrica. Es una idea que queremos trasladar a los trabajadores", añade Nava. Otro de los miembros del colectivo, José Álvarez, considera "lógico que los trabajadores estén mosqueados con que les hayan echado de la Vega engañándolos, pero la ciudad tiene derecho a conocer este espacio. Lo mejor sería buscar un espacio de confluencia. Podría servir, por ejemplo, para hacer visible la estafa de la que fueron víctimas".

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