La fuente de la Foncalada lució ayer segada y sin las hierbas y matojos que la invadían últimamente, lo que generó quejas de vecinos y comentarios de turistas sorprendidos por su abandono, como recogió en su edición del martes LA NUEVA ESPAÑA. Por la mañana, temprano, operarios de la contrata municipal de conservación de edificios, una empresa especializada en trabajos sobre monumentos, retiraron la vegetación salvaje que había crecido sobre la fuente prerrománica y en sus paredes.

Algunas de las personas que ayer visitaron el monumento destacaron la importancia de la actuación. "Me parece fundamental que se cuide una obra del prerrománico, hemos de recuperar lo nuestro" afirmó la ovetense Isabel González, que pasaba por el lugar. "Antes estaba muy fea y ahora está muy bien", comentó Luis Antonio González, vecino de la zona. En los negocios cercanos también se declaraban satisfechos: "Me parece muy bien, ahora la fuente está muy visible, muy limpia" aseguró Mimí Cuesta, dependienta de una tienda cercana al monumento.

Algunos ovetenses afirmaban estar asombrados por la rapidez con la que actuó el Ayuntamiento: "Precisamente comenté con mi hermano que nacían plantas de tres o cuatro palmos. Esta mañana me sorprendió que hubieran tardado tan poco en limpiarlo", afirmó Mariano Arias, vecino de la calle Foncalada y hermano gemelo del historiador Lorenzo Arias, que se ha significado en los últimos tiempos por sus denuncias públicas del supuesto abandono que sufre la fuente. La retirada de las hierbas no le deja del todo satisfecho. "No es suficiente, aun falta mucho por hacer. Tan solo han quitado la punta del iceberg. En las grietas sigue habiendo tierra y raíces, así que volverán a crecer los matojos. La fuente es un auténtico tiesto. Necesita una limpieza intensiva."

No era el único vecino indignado con el tratamiento que reciben los monumentos ovetenses. José Manuel Álvarez censura la "dejadez" que, dice, sufre la fuente y otras obras prerrománicas: "Tenemos abandonado el patrimonio cultural, y mientras, el dinero va para instituciones que no pintan nada. Esto también pasa en San Julián de los Prados, que tiene una selva en el tejado. Deberían hacerse revisiones periódicas. Además, este tipo de construcciones se tendrían que promocionar más", reclamaba en busca de visibilidad para el prerrománico ovetense.