La Reina Letizia estrenó corona esta mañana en su casa, en Oviedo, en la que es su primera visita a Asturias desde que accedió al trono de España. A las 11.01 horas, con estricta puntualidad, apareció doña Letizia en el salón de actos del Conservatorio Superior de Música "Eduardo Martínez Torner". Allí aguardaba, sentado en la primera fila del patio de butacas, el violinista libanés Ara Malikian, que luego contaría su periplo vital a parte de los 163 alumnos de los cursos que se inauguraban.

La presencia de la Reina Letizia en Asturias fue rápida y triunfal. A la una de la tarde, después del acto y de compartir unos minutos con los jóvenes proyectos de músico, doña Letizia abandonaba el lugar. Antes, saludó a los curiosos que aguardaban tras la valla de seguridad, algunos con auténtico entusiasmo de fan. "¡Viva Asturias y la reina asturiana!", se escuchó nítido, con voz de mujer, de entre la multitud. Fue la sentencia del cariño que le profesa el pueblo asturiano y el punto final a la visita, pues instantes después, no sin antes despedirse a golpe de mirada cómplice con sus conocidos, la Reina subía al coche que la aguardaba.

Antes, en el interior del conservatorio, doña Letizia había disfrutado con la breve intervención de Malikian. Primero con su conferencia, "Músico, la profesión más bonita del mundo", en la que el libanés narró su peripecia vital. Cómo salió del Líbano con una complicada situación política allí, cómo llegó a Alemania en solitario, perdió su beca y se quedó sin un medio de vida, hasta que la música "y la suerte, que tuve mucha", dijo, le rescató. Contó Malikian, reconvertido de violinista clásico a showman de la música de cuerda, que comenzó a tocar en bodas de judíos y a participar en concursos para poder pagarse sus estudios. "No me toméis de ejemplo para vuestra formación", advirtió a los jóvenes que le seguían absortos. "Pero amad la música como yo la amo", les aconsejó cuando uno, de doce años, preguntó qué debía hacer para ser como él".

Y después, la Reina Letizia siguió entusiasmada la breve sesión musical improvisada que lideró Malikian. El libanés rasgó con los dedos tímidamente las cuerdas de su violín. Bajó los escalones del escenario y pronto, los chavales, en las butacas pero con sus instrumentos a mano, se sumaron al ejercicio que proponía su ídolo, pues la presencia de Malikian en los cursos obedecía a una petición casi unánime de los participantes en la edición del año pasado.

Al acabar, la Reina Letizia visitó una de las aulas del conservatorio. Allí, un joven de 16 años, Michelle Fabbrica interpretó una pieza para clarinete guiado por el profesor Piero Vicenti. En otra clase, doña Letizia observó las correcciones que Ana María Pérez hacía a algunos de sus alumnos.

En el salón de actos, la Reina estuvo sentada entre la directora de la Fundación Príncipe de Asturias, Teresa Sanjurjo, y el presidente del Principado, Javier Fernández, que nunca había visto a Malikian y se reconoció "impresionado por su talento". El delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, y la segunda teniente de Alcalde ovetense, Belén Fernández Acevedo, ante la ausencia del regidor, Agustín Iglesias Caunedo, completaron la representación institucional, a la que también se sumó el presidente de la Junta General, Pedro Sanjurjo.

Doña Letizia llegó a las 11 en punto, la hora a la que comenzaba el acto, descendió del coche y saludó desde la puerta. "¡Leti!", le gritaban desenfadadamente desde el otro lado de las vallas. Ella se giró y desde la puerta les dedicó una sonrisa, un saludo con la mano y respondió "encantada de estar en Asturias" cuando alguien, entre la gente, le preguntó cómo estaba.

A la salida del Conservatorio doña Letizia se tomó más tiempo. Se acercó hasta la valla tras la que la esperaba más de un centenar de personas y estrechó manos, saludó y incluso se detuvo a charlar con algunas personas. Una de ellas fue Eduardo Llano, vicepresidente de Aspaym, la Asociación de Parapléjicos y Grandes Minusválidos del Principado. Ambos han coincidido en varios eventos y ya tienen, por lo que dan a entender los comentarios de Llano, cierta familiaridad. "Tenía ganas de saludarla. Ella me preguntó cómo estaba, siempre es muy agradable y simpática", dijo.