Cine, cine, cine, más cine por favor. Bueño vivió ayer dos tormentas: la climatológica, que descargó un diluvio, y la cinematográfica, con la presencia de cinco profesionales punteros del Séptimo Arte en España. Hubo que modificar el guión de la primera secuencia del ciclo al aire libre, patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA. Primero, trasladando el coloquio previsto y la proyección posterior de "Mujeres al borde de un ataque de nervios" a la Casa de Cultura, aromatizada con las viandas de la espicha que aguardaba a público y protagonistas. Y, segundo, por culpa de un pequeño accidente, sustituyendo a Ana Amigo, una de las invitadas, por el productor y director Gerardo Herrero, que se lo tomó con humor reivindicando la modificación del lema peliculero y almodovariano con un añadido: mujeres al borde de un ataque de nervios "y un hombre desesperado".

Fue el productor y organizador Juan Gona quien dio el primer golpe de claqueta dando pie a los cineastas a que hablaran de lo que más saben y de lo que más les gusta: hacer películas. Herrero se declaró "enfermo de cine, estoy pensando siempre en proyectos y sólo una parte muy pequeña de ellos se realizan". Se mostró pesaroso por la situación actual, con productores acorralados por la piratería, la desaparición del circuito del DVD, la flojera de las televisiones y "la existencia de unas nuevas generaciones que se han acostumbrado a consumir cine de manera distinta a la nuestra, mandando mensajes mientras lo ven y esas cosas. No hay más de un millón de personas en este país dispuestas a disfrutar del cine y la cultura". Gona le preguntó por la nueva directora general de Cinematografía, la funcionaria del Estado Lorena González Olivares, a la que no conoce: "Tengo la sensación de que el cine es un circo lleno de enanos que nos crecen. No entiendo lo que pasa. A lo mejor no quiere que hagamos cine y por eso no hay diseño de política cultural y cinematográfica. Por no haber, ya no hay ni cines en el centro de Oviedo para ver películas, por ejemplo. Debería el Alcalde luchar para que no fuera así". Aplausos y un deseo: "Con el potencial que tiene Asturias, me encantaría hacer una película aquí". A Puy Oria, mano derecha de Montxo Armendáriz, le llegó la oportunidad de dejar de trabajar para otros y hacerlo sólo con el director de "Secretos del corazón". "Ahora o nunca, me dije, y acepté. Vivía más tranquila pero no me arrepiento, aunque tal como están las cosas hacer un cine como el nuestro, que necesita mucho tiempo de investigación y preparación, se está complicando mucho". La televisión puede ser una vía de ayuda, pero "me da miedo porque tiene el peligro de que te puede absorber y quitarte la independencia. Pero es una puerta que hay que tocar porque si no el plan financiero no tira. Como lo es salir fuera, Europa, Asia, donde sea".

Mariela Besuievsky, uruguaya de origen, dio una visión acertada de las coproducciones con países americanos y lanzó un SOS: "Se está perdiendo la clase media del cine, no hay oportunidades ni siquiera de ver cierto tipo de películas porque vienen los simios, invaden las salas y te quitan la tuya, como nos pasó esta misma semana con 'Marsella'". De ahí que no ponga mala cara a que una película española se ruede en otro idioma o "pruebe cosas para salir adelante, siempre que sean orgánicas con la obra". Madre de dos hijos, tres películas al año... ¿Cómo lo hace? "El cine es una pasión, una manera de vivir".

Apasionada es también Esther García. Atención: mano derecha de Pedro Almodóvar desde hace 28 años. Inevitable preguntarle por su fama de... difícil. "Es un genio y eso lo notas al instante. No conoces gente así todos los días. Claro, tiene alguna cosilla. Es extremadamente exigente y puede ser un poco neurótico porque quiere las cosas como las ha imaginado. Los directores son los artistas más frustrados porque no dependen sólo de sí mismos para convertir su obra en realidad, necesitan de un trabajo colectivo, y cuando no sale a su gusto se frustran. Y pueden enfadarse. Pero todos queremos repetir con él. Por algo será". María Luisa Gutiérrez también tiene a un jefe con fama de exigente: Santiago Segura. Pero ella también tiene fama de que sabe cómo aplacar su torrente de energía: "A veces hay que mostrar carácter porque si no te comen, se enfadan y no valoran el trabajo de los demás, el equipo se queja y hay que intervenir para que pongan los pies en el suelo. Es normal cuando tratas con genios, forma parte del trabajo".

Todos coincidieron en que internet no es, hoy por hoy, un modelo de negocio: "A los que hacen los contenidos no les llega el dinero que se gana", explicó Gutiérrez, y reclamó un trabajo de educación para que la gente, desde la niñez, entienda que bajarse contenidos sin pagar es un robo, y al que los difunda se le debe castigar". Su compañera Esther García fue más allá: "Es increíble que no haya asignatura de cine en las escuelas, siendo el arte por excelencia de los dos últimos siglos". Tras el coloquio, las cuatro productoras "y el hombre desesperado" recibieron como obsequio un pequeño hórreo que colocarán junto a sus numerosos premios como recuerdo del día que vivieron apasionadamente en Bueño hablando de cine, cine, cine, más cine por favor.