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Una pirámide de dominio adulto

De los nuevos barrios, sólo La Corredoria destaca por su joven población, un fenómeno que también se da en clásicos como Ciudad Naranco, Pumarín y Teatinos

Una pirámide de dominio adulto

Oviedo pasó, entre el año 2000 y el 2014, de 200.411 habitantes a 223.506, según consta en la última actualización del negociado de Estadística del Ayuntamiento. Sin embargo, los dos últimos años ponen de manifiesto una pérdida de población respecto del máximo histórico de 225.973 ovetenses alcanzado en 2012.

El planeamiento de una ciudad está determinado por el número de habitantes y por su ritmo de crecimiento. Por ello hay que conocer la estructura de la población. La pirámide de población de Oviedo tiene un perfil marcado por el dominio de los adultos de entre 35 y 59 años, que representan el 40,3% de los ovetenses. Entre la población más joven el grupo más pequeño es el correspondiente a la cohorte de edades entre los 15 y los 19 años, mientras que es ligeramente superior entre los grupos de 10 a 14 años y de 5 a 9 años. Los mayores de 65 años ascienden a 46.217. En términos generales se trata de una población envejecida que ha compensado el saldo vegetativo negativo con la llegada de nuevos habitantes en los últimos años.

El aumento de población ha sido contemporáneo al crecimiento espacial. Nuevos barrios se han añadido, en forma de piezas urbanas, al conjunto de la ciudad. La superficie urbanizada desde el año 2000 hasta hoy representa el 9,7% del total del tejido urbano. El crecimiento espacial ha seguido las pautas del Plan Mesones de 1967, cuyas previsiones de crecimiento, marcadas por un contexto político y económico desarrollista, orientaban la expansión del casco urbano hacia los terrenos más favorables topográficamente, es decir, hacia el Este y el Oeste; del citado planeamiento se deduce también que varios de los barrios que hoy conocemos no son más que la realización, con cuarenta años de retraso, de las ideas de Mesones para la ciudad.

A partir del análisis de las fotografías aéreas tomadas desde hace quince años, es posible concretar cuáles han sido las principales piezas de este crecimiento urbano. Entre ellas destacan las que se han ido levantando en el borde de la ciudad consolidada. Mediante Planes Parciales se ha transformado el suelo urbanizable en urbano dando origen a barrios como Las Campas, La Florida, Montecerrao, Prados de la Fuente, Villafría, Rubín, Prado de la Vega o La Corredoria; unas actuaciones urbanísticas que aportaron a la ciudad más de 18.000 viviendas, aproximadamente la mismas que actualmente se encuentran vacías.

Entre el año 2000 y 2014 se han añadido al plano de Oviedo 323 hectáreas, mientras que 43,6 corresponden a operaciones urbanísticas realizadas en el interior de la ciudad consolidada. Por tanto, la transformación urbana no sólo debe ser entendida en términos de extensión de superficie, sino que también implica un proceso de sustitución, llevado a cabo en forma de reformas interiores, derribos, vaciados o mediante incrementos en altura.

Es necesario también poner de manifiesto que Oviedo crece debido al fenómeno conocido en Geografía como ciudad difusa; es decir, además de crecer espacialmente añadiendo nuevos barrios y reformando su espacio interior actúa como un polo que ejerce influencia sobre una superficie que supera los límites administrativos del concejo, lo que propicia la construcción de viviendas unifamiliares en la zona rural de habitantes con estilo de vida urbano.

Las nuevas piezas añadidas al tejido urbano son el lugar de residencia para muchos carbayones; de tal forma que La Corredoria es actualmente el barrio más populoso de la ciudad, con 18.504 habitantes; La Florida cuenta con 7.394; Montecerrao suma 4.184 y Las Campas 2.433.

Las pirámides de población muestran que los nuevos barrios no siempre coinciden con estructuras demográficas más jóvenes; de hecho, tan sólo La Corredoria cumple ambos requisitos, siendo además donde más jóvenes viven de toda la ciudad. El perfil dominante es el de adultos de entre 30 y 39 años junto con población en edad infantil. Otros barrios con más solera, como Ciudad Naranco, Pumarín y Teatinos, también destacan por encima de la media de la ciudad en cuanto a población joven se refiere. Por el contrario, la zona más envejecida de la ciudad es el Casco Antiguo.

Como conclusión, Oviedo ha experimentado un crecimiento espacial y demográfico en los últimos quince años fruto de un ciclo económico favorable que ha tenido su fin a raíz del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008. Las ciudades son el resultado de un proceso de construcción histórica donde la producción de nuevos espacios está ligado a la coyuntura económica y social. En Oviedo estos nuevos espacios han supuesto una periferización del crecimiento urbano y un cambio en la estructura de la población. La llegada de inmigrantes y el asentamiento en la ciudad de personas de otras partes de la región compensan el saldo vegetativo negativo que puede verse desequilibrado con la constante emigración de los jóvenes mejor formados.

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