La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dos meses después del traslado del Hospital a La Cadellada

El programa informático "ya no es un obstáculo" en el HUCA, opinan los médicos

A los dos meses de la apertura del Hospital, los profesionales aseguran dominar la aplicación aunque la consideran inadecuada para la sanidad

Una profesional sanitaria del HUCA, ayer, manejando el programa Millennium. NACHO OREJAS

"Venir a trabajar y tener que enfrentarse a la dichosa máquina me sacaba de mis casillas. Si alguien me daba los buenos días, era capaz de mandarlo a freír espárragos. El Millennium es una lata, pero ya no le tengo miedo". Dos meses después de la apertura en La Cadellada del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) la enfermera Ana -nombre ficticio-, con varias décadas de experiencia, asegura que el sistema informático que gobierna el centro sanitario sigue siendo un "mal programa", pero que, con sus más y sus menos, ha conseguido adaptar sus rutinas de trabajo a las exigencias de la aplicación. "La gente se puso de baja y empezó a consumir ansiolíticos. Yo no llegué a tanto, pero estaba muy estresada y no me podía sacar de la cabeza el Millennium", relata otra trabajadora del HUCA, en este caso una anestesista.

En La Cadellada se sigue hablando mal del programa informático, aunque con menos inquina, porque ya es como de la familia. "Ya no me trabo, lo se manejar, pero no es un programa válido para la sanidad. El trámite más sencillo, como poner un suero con insulina, puedes tardar más de veinte minutos en resolverlo", explica otra profesional. Además, se quejan de que está "demasiado encorsetado a unos estándares", lo que impide, por ejemplo, a un endocrino, recetar una dieta tan personalizada como hubiera deseado. "Yo me tuve que comprar unas gafas para encontrar los fármacos y ponerlos. Son tantas las opciones que el programa despliega en cada supuesto que te vuelves loca", expone una médica de la UCI.

Lo que no han llevado bien los profesionales del HUCA durante estos dos meses es que se les culpase, desde algunas instancias, de ser torpes con la informática. "Yo soy una lerda, lo asumo. Pero problemas con el programa los teníamos todos, también los más duchos, que se criaron entre maquinitas", explica una doctora. Así, el personal hospitalario asegura que si se ha llegado al momento actual, con más relajo, es "por el esfuerzo y dedicación" de los profesionales, que echaron más horas y, en algún caso, se llevaron trabajo a casa. "Si el personal no estaba hecho al Millennium no era culpa del personal, que no vendan motos. La formación fue del todo insuficiente, unas pocas horas y con un sólo caso práctico. Cuando llegamos aquí se nos plantearon todas las dudas y encima el programa fallaba", explica un cardiólogo. "En Urgencias la gente prolongaba un par de horas sus guardias para ponerse al día", puntualiza un anestesista. Con todo, una enfermera asegura que los profesionales más jóvenes, muchos residentes, salvaron muchas situaciones. "La gente joven ayudó mucho", destaca esta trabajadora del HUCA.

Además, a los problemas del Millennium había que sumar el resto de los cambios: el centro de trabajo y la forma de trabajar. "Yo pedí, una semana antes del traslado, venir a conocer el hospital, quería saber moverme y dónde estaban las cosas. Pero me dijeron que no. Una vez aquí, un grupo de médicos firmamos una carta en la que decíamos que no nos hacíamos responsables, si pasaba algo, por no saber llegar a una emergencia", explica otra profesional sanitaria. "Es que esto era, y sigue siendo, pero menos, un hospital inacabado. ¡Por favor!, si para que te dieran un uniforme tenías que suplicar de rodillas...", reflexiona una enfermera.

¿Se perdió calidad asistencial? "Sí, sin duda", responde enseguida un médico pediatra. "La aplicación de la historia clínica perdía los datos y no te permitiría imprimir informes de altas, así que estuvimos a punto de suspender tratamientos crónicos. Todas las urgencias eran un cuello de botella y los usuarios del hospital lo pagaban con nosotros", asegura. "Yo ya no conozco las caras de mis pacientes", se queja una anestesista. "Me fío mucho de eso, de mirarles a la cara, para ver si algo va mal. El tiempo que dedico a la pantalla del Millennium no se lo dedico al paciente", argumenta.

Aunque el tiempo y el plus de esfuerzo que le ha echado el personal ha servido para mejorar la situación inicial, los profesionales creen que el Millennium sigue dando "muchos errores que no han quedado resueltos". Algunos piden, a quienes esté en sus manos resolverlo, que si existen posibilidades de mejorar -están convencidos de que sí- que lo hagan y aprendan de los errores. "No pasa nada, vamos a avanzar en positivo, vamos a corregir lo que está mal en el programa o a retocarlo", opina una doctora. Los profesionales creen que "los que mandan" se lo deben: "Estábamos estresadísimos, en una situación muy complicada y lo que hemos hecho es transmitir a la gente una sensación de tranquilidad, sin crear alarma social".

Compartir el artículo

stats