El origen del Desarme, el festejo culinario que hoy se conmemora y que se lleva disfrutando en las mesas ovetenses desde el viernes pasado, es confuso y según el historiador Ernesto Conde es producto de la coincidencia en la fecha -día y mes- de dos hechos separados por décadas: el aniversario de la muerte a manos de los carlistas de tres milicianos ovetenses en 1836 y la renuncia al trono de Amadeo I en 1871, que sorprendió a las milicias amadeístas comiendo garbanzos con espinacas y bacalao, el plato imprescindible del menú del Desarme.

Las dos relatos se han entremezclado de tal forma a lo largo de los siglos que han dado pie a la versión más conocida para justificar la celebración gastronómica del otoño ovetense. La narración más difundida explica, sin precisar, que los ciudadanos desarmaron a los soldados carlistas que asediaban la ciudad recibiéndoles amistosamente y dándoles a comer un pote de garbanzos con espinacas y bacalao, seguido de callos. De ese modo, al caer amodorrados por la "fartura", les quitaron las armas y el asunto quedó zanjado. Al menos por esa vez, porque las guerras entre carlistas y liberales dieron mucho que contar en el siglo XIX.

Ernesto Conde sitúa esa historia en la categoría de leyenda y afirma que no tiene nada que ver con la realidad. "Desarmes hubo muchos pero que coincidan con el 19 de octubre ninguno", asegura.

"Durante el siglo XIX las milicias nacionales eran armadas por el Ayuntamiento. Se trataba de ciudadanos sin vinculación militar. Cada vez que había cambio de gobierno se desarmaba a los de un bando para armar a los afines al nuevo gobierno", explica Ernesto Conde. El 19 de octubre de 1836 hay un ataque carlista a la ciudad y en él mueren, entre otros muchos, tres milicianos nacionales, de familias muy conocidas en la ciudad -Fermín Canella era sobrino de uno de ellos, Antonio Canella- y el funeral no se celebra hasta enero del año siguiente en la Catedral. Más adelante, el 19 de octubre de 1841 el Ayuntamiento hace el primer funeral aniversario por los tres héroes nacionales ovetenses. Como por esa fecha empieza la época de los callos, la Corporación invitaba a ellos a las personalidades asistentes al finalizar.

Habrá que esperar a 1871 para que se llame Desarme al cocido de garbanzos con espinacas y bacalao. Ese año Amadeo I renuncia al trono y la noticia sorprende a sus fieles, que tenían fama de fartones, comiendo garbanzos con espinacas y bacalao en el patio de Isabel II del Hospicio. "Cuenta Manuel Acebal que fueron entonces cuando los ovetenses, en clave de humor, comenzaron a referirse a ese plato como 'el Desarme'", señala Conde.

A partir de entonces ambas historias se enredan y los menús de ambas celebraciones se refunden en uno. Y es cuando comienza el Desarme tal y como se conoce en la actualidad. "Cuando llega la II República no sólo no se suspenden los actos sino que se amplían", explica. En el 34, con la ciudad ocupada por los revolucionarios, lógicamente se suspende pero vuelve la costumbre en el 35. Sería la última celebración. La costumbre quedó interrumpida por la Guerra Civil.

En la postguerra se reanudo la costumbre, primero en los hogares y luego en las casas de comidas más populares. Obtuvo mucho éxito y se llegó a la situación actual pero con una gran confusión en los orígenes. La versión actual del desarme es fruto del sentido del humor ovetense y de una confusión entre el desarme de los amadeístas en 1871 y el aniversario de la acción bélica en la que murieron los tres héroes nacionales ovetenses, en 1836.

A lo largo de este fin de semana los restaurantes de la ciudad tenían previsto servir unos diez mil menús de Desarme, que desde hace unos años se redondean con arroz con leche como postre.