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"Mi vida era ingobernable"

Una comedora compulsiva crea un grupo en la parroquia de la Argañosa para ayudar a personas en su misma situación

Carmen y su marido. NACHO OREJAS

La vida de Carmen -nombre ficticio- era un horror. Volcaba todas sus frustraciones en la comida y lo único que hacía, desde que se levantaba de madrugada hasta que se volvía a acostar por la noche, era comer. De estatura pequeña, llegó a pesar más de 120 kilos. "Mi vida era ingobernable, sólo pensaba en quitarme de en medio", explica. Desde hace catorce años trabaja con grupos de ayuda y diferentes métodos para comedores compulsivos. El último, que sigue el libro azul de los fundadores de Alcohólicos Anónimos, le ha resultado muy útil. Así que ha decidido formar un grupo de ayuda para comedores compulsivos "propósito primordial".

"Para que esto funcione tienes que ayudar a más gente, sentirte realizado en ese sentido. Si ayudas a los demás, es más sencillo recuperarse", explica Carmen, que este domingo guiará la primera sesión del grupo en un local cedido para este fin por la parroquia de San Pablo de la Argañosa. "Son pasos sencillos, en las reuniones trabajaremos el libro de Alcohólicos Anónimos bajo el principio de que si quieres lo que yo tengo, tienes que hacer lo que yo hago", explica.

En la actualidad Carmen ha recuperado el timón de su vida. Ha conseguido un trabajo y lleva una alimentación ordenada, con sus cinco comidas al día. La reunión del domingo es a las seis de la tarde.

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