La Madreña" cae. Una vez más actúa en Oviedo la piqueta especulativa. Los modos no cambian. Las manos que la empuñan tampoco. Cae "La Madreña", como cayeron el Carbayón, el palacio de Alfonso III, las casas de la plaza de la Catedral, el convento de Santa Clara, la estación del Vasco, la plaza del Fontán. La ciudad ofrecida en sacrificio al servicio de intereses privados.

El derribo de "La Madreña" hunde sus raíces en la operación de los Palacios y su resultado más visible: la fracasada promoción de lujo en el Vasco y la desolación chapucera del Calatrava. Por cierto, erigido en el solar del antiguo campo de fútbol de Buenavista. Otro símbolo perdido y otro trueque ruinoso y vergonzante.

Sedes, S. A. obtuvo "La Madreña" en la tramitación del Plan General de Ordenación Urbana, fruto de un pacto entre el Gobierno de Asturias y el Ayuntamiento de Oviedo.

Todas estas operaciones han sido objeto de una comisión de investigación en sede municipal, impulsada por Izquierda Unida, procurando el esclarecimiento de lo que bien pudiera ser una gigantesca estafa a la ciudadanía.

En el año 2011 Sedes, S. A. solicitó la licencia de derribo para el edificio de "La Madreña". Para que el Ayuntamiento pudiera otorgar dicha licencia se exige que se produzca una de las dos circunstancias siguientes: la presentación de un proyecto para un nuevo edificio o la existencia de ruina, razones de seguridad (urbanística) o inadecuación al planeamiento del edificio en cuestión. Sedes, S. A. presentó un proyecto básico de 77 viviendas, locales comerciales, garajes y trasteros. Obtenida así la licencia, como quiera que no se llegó a edificar lo previsto, la licencia caducó por imperativo legal.

Abandonado el edificio, distintas iniciativas ciudadanas impulsaron una alternativa de uso social del mismo. "La Madreña" se convirtió en un modelo de autogestión social y prestación de servicios en una ciudad con serias carencias en esa materia. La relevancia social y cultural adquirida por el trabajo de muchos despertó el recelo de los de siempre.

El pasado mes de junio, tras el forzado desalojo, Sedes, S. A. solicita la rehabilitación de la licencia caducada. Es preciso resaltar que la rehabilitación de una licencia caducada sólo puede acordarse si persisten las mismas circunstancias que motivaron su aprobación inicial. Sedes, S. A. reconoce públicamente que no alberga más interés que la venta del solar. En su petición argumenta razones de seguridad ante el riesgo de una nueva ocupación, desconociendo groseramente lo que "La Madreña" ha representado.

Como quiera que esta argumentación no se sustenta legalmente, el Ayuntamiento de Oviedo acude al rescate y facilita el camino a la piqueta, alumbrando, de cosecha propia, la vía de la supuesta inadecuación del edificio al planeamiento vigente. Curiosa argumentación cuando el Plan General de Ordenación aún califica ese solar como un equipamiento. ¿Cómo entender entonces que Sedes, S. A. quede autorizada a destinar el solar al "buen puerto de la venta" o "a la dinámica del mercado"?

En realidad, su pretensión halla en la propia norma urbanística la solución de justicia: la simple disconformidad con el Plan General o sus instrumentos de desarrollo no constituye circunstancia urbanística que haga aconsejable la demolición. El Ayuntamiento ignora intencionadamente este aspecto y pese al recurso interpuesto por Izquierda Unida, la resolución municipal rehabilita la licencia de derribo.

En estas circunstancias, a la defensa del interés público que se persigue sólo le resta la vía judicial. Pero cualquiera puede darse cuenta que tanto las tasas judiciales como el criterio de imposición de costas en sede contencioso-administrativa constituyen un muro económico insalvable para quien no persigue el beneficio sino la defensa del interés ciudadano. Ninguna modificación legislativa es inocente y ésta menos. Para litigar es preciso disponer de dinero abundante, como bien saben los ciudadanos que se acercan a las sedes judiciales.

Izquierda Unida ha presentado una moción ante el Pleno municipal para que los grupos políticos se pronuncien en contra del derribo y pueda revocarse la decisión tomada. Bueno sería que los carbayones no tuviéramos que encargar una nueva placa para el recuerdo de cómo cayó sin compasión "La Madreña" bajo la piqueta especuladora, con la complicidad incomprensible de nuestra Corporación. Sería un oprobio más que cargaría sobre los hombros de Oviedo y sus ciudadanos y ciudadanas.