Un guardia civil retirado de 71 años de edad se encuentra desde ayer en libertad con cargos tras haber protagonizado un brutal accidente en Oviedo que estuvo a punto de convertir el día de Nochebuena en una tragedia con mayúsculas. El hombre -que reside en la ciudad y responde a las iniciales D. V. F.- se llevó por delante con su coche a siete personas que esperaban a que se abriese el semáforo en una isleta situada en el entronque de la calle Uría con Argüelles, un espacio peatonal utilizado por los viandantes para cruzar desde el paseo de Los Álamos o Uría a La Escandalera -o a la inversa- a través de pasos de cebra. El atropello múltiple se saldó con todos los heridos en el hospital tras un despliegue sanitario "casi sin precedentes", aunque cuatro de los afectados fueron dados de alta el mismo día del accidente. Ayer por la mañana aún estaban ingresados en el HUCA tres de los heridos, pero según fuentes del centro hospitalario, dos de ellos fueron dados de alta por la tarde. La más grave es una mujer de 47 años (C. M. F.), que se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos con traumatismo craneoencefálico y heridas abiertas "en miembros inferiores y superiores", sobre todo en una pierna. Su pronóstico al cierre de esta edición era "muy grave".

Los hechos se produjeron alrededor de las dos y cuarto de la tarde del miércoles. D. V. F. bajaba con su Hyundai por la calle Marqués de Santa Cruz hacia Uría. Según señaló él mismo en el juzgado de guardia, cuando su coche se encontraba paralelo a la plaza de La Escandalera sintió "un vahído" que le nubló por unos instantes. Al recomponerse se dio cuenta de que estaba a punto de chocar con el vehículo que tenía delante y dio un volantazo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que iba a subirse a la isleta. D. V. F. sostiene que en ese momento se puso "nervioso" y que, descontrolado, pisó el acelerador en vez del freno. A partir de ahí la escena fue dantesca. El vehículo arrancó de cuajo el semáforo situado sobre el bordillo y arrolló violentamente a las personas que se encontraban en la isleta, que salieron volando por los aires para quedar tendidas sobre el asfalto de la calle Argüelles.

El vehículo conducido por el guardia civil retirado siguió circulando por Argüelles con una de sus ruedas reventada y acabó detenido a unos cien metros del lugar del siniestro, lo que en un primer momento hizo pensar a muchos de los testigos que el conductor quería darse a la fuga. D. V. F. lo desmiente "con rotundidad", según explicó ayer el letrado que lo defiende, Jorge García. El abogado asegura que su cliente continuó la marcha "de manera inconsciente" y en "total estado de shock". Tanto es así, afirma Jorge García, "que no se enteró de que había atropellado a siete personas hasta que fue trasladado al hospital". El conductor, que se pasó la Nochebuena detenido en los calabozos de la comisaría, declaró en el juzgado de guardia que tiene varias enfermedades crónicas -incluida la colocación de un marcapasos- y que toma habitualmente "numerosas pastillas" asociadas a las distintas patologías que padece. No dio positivo en el control de alcoholemia.