A los alumnos de Secundaria del colegio Santa María del Naranco se les cortó ayer la respiración cuando un hombre se desmayó a sus pies durante un taller de técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) en el salón de actos del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). "Qué mal me encuentro, creo que voy a salir a tomar el aire". El supuesto enfermo lo dijo en voz baja pero suficientemente clara como para que los chavales que seguían las ponencias de los sanitarios girasen la cabeza. Luego, se cayó a plomo. "¡Vamos! Es una urgencia ¡Ayudadme!". Marta Sánchez, médico adjunta de Urgencias del HUCA, reclamó el apoyo de un grupo de adolescentes asustados. Ni el hombre había perdido el conocimiento, ni necesitaba un masaje cardiaco. La escena formaba parte de un simulacro organizado por el propio hospital en colaboración con la empresa concesionaria del servicio de transporte del Principado, Ambulancias de Asturias-Transinsa.

El colegio de las Ursulinas ha sido el primero de una lista de centros escolares, de momento de Oviedo, que pasarán por el nuevo hospital de La Cadellada a lo largo del año para aprender a realizar la RCP. El coordinador del proyecto es Pablo Herrero, un médico de Urgencias del HUCA que propuso hacer un taller educativo sobre la salud. "El Ministerio contempla esta tipo de enseñanza, pero lo curioso es que no está reglada y depende del criterio de los colegios".

Diecisiete monitores de RCP y otros tantos muñecos sirvieron para que los estudiantes aprendiesen a salvar vidas. Las normas son sencillas. En primer lugar hay que llamar al 112 y explicar lo más profusamente posible la localización y los síntomas del enfermo. En caso de realizar el masaje, hay que aplicar sobre el pecho del paciente cien compresiones por minuto y, si puede ser, relevarse con otra persona.

La dirección del área sanitaria IV, del HUCA y del SAMU (Servicio de Asistencias Médica Urgente) les pusieron un sobresaliente a los chicos.