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La mujer que abandonó a sus hijos en Pumarín luchará por su tutela

La acusada queda en libertad provisional, tras un mes en la cárcel de Villabona, gracias al informe favorable del fiscal

La vecina de Pumarín que permanecía en la cárcel de Villabona desde finales del año pasado acusada de un delito grave de "abandono" de sus tres hijas pequeñas acaba de salir de prisión. Así lo había solicitado su abogado y la petición contó con el visto bueno de la Fiscalía, al no apreciar riesgo de fuga. Finalmente, la juez del caso ha autorizado la libertad provisional, con la exigencia de comparecer periódicamente en los juzgados hasta el señalamiento de la vista oral. El representante legal de la mujer aseguró ayer que el próximo paso que realizará su defendida será solicitar la custodia de las tres menores, actualmente bajo la tutela del Principado. "Lo vamos a intentar", manifestó.

M. J. F. G. -española de 42 años, con estudios superiores y a quien relacionan con el mundo de la prostitución- permanecía en prisión preventiva incomunicada y sin fianza desde el pasado 26 de diciembre, tras declarar en sede judicial.

Entonces explicó que el día que dejó a sus tres niñas solas en casa se había ido "sólo durante unas horas" y que cuando regresó al domicilio se encontró a la Policía. Dijo que tuvo miedo, y que por eso huyó. Aquel mismo día, después de que las autoridades se hicieran cargo de las niñas, la mujer se dio a la fuga. Fue detenida en El Campillín días después por agentes de la Policía Nacional. La mujer explicó que no salió de Oviedo en todo el tiempo que duró la búsqueda y que "estaba muy asustada" por las consecuencias que podía acarrear lo que había hecho.

La acusada se enfrenta a una pena de entre dos y cuatro años y medio de prisión por abandonar a las chiquillas. Cuando la Policía entró en su domicilio de Pumarín de madrugada para rescatarlas -los vecinos habían llamado alertando del llanto incesante de un bebé- se encontraron con una recién nacida de tan solo veinte días tiritando desnuda sobre la cama (al borde de la muerte), y a sus dos hermanas de año y medio y casi tres años, en el salón. Una de las niñas se estaba dando cabezazos contra la pared y tenía una lata de cerveza en la mano. La mujer tiene otros dos hijos más, que están a cargo de distintos familiares.

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