En la despedida multitudinaria que parientes y amigos ofrecieron ayer por la tarde a Carlos Tartiere Díaz en la iglesia parroquial del Corazón de María quedó patente "la vocación cristiana" con la que el empresario dirigió su vida, tanto en el aspecto familiar como profesional. El sacerdote José Alvarez Iglesias, uno de los cuatro que ofició el funeral, lo definió como "un ejemplo de amor" y destacó que, desde la presidencia de la Acción Social Empresarial, trabajó por los principios de "justicia y caridad, para que haya paz entre patronos y obreros". Carlos Tartiere, fallecido a los 83 años y nieto del fundador de Carlos Tartiere, presidió la Sociedad Industrial Asturiana "Santa Bárbara".

"Llamaba la atención su sonrisa", "era optimista" y "vivía con paz interior". El sacerdote le atribuyó esas virtudes en su homilía. La viuda, Ingeborg Reiber, y sus seis hijos -Cristina, Beatriz, Inge, Catalina, Carlos y María-, escucharon sus palabras de aliento y dos de los nietos de Carlos Tartiere intervinieron en la ceremonia, Carlos para leer el Evangelio y Catalina para agradecer la compañía de tanta gente. De su abuelo destacó "la generosidad desbordante y el cariño con el que ha tratado a su familia y amigos". Todo terminó con el himno de la Virgen de Covadonga, interpretado por la agrupación "Tesitura".

"Carlos Tartiere nos deja un testamento espiritual: que sigamos amando como él, sonriendo como él y viviendo la vida cristianamente", manifestó José Blanco, el párroco del Corazón de María al despedir a los fieles.