Cuando el escenario se iluminó y Bibiana Fernández y José Manuel Zapata, los presentadores del espectáculo, aparecieron bailando acaramelados al ritmo de la música de Borodin el público pudo presentir de qué iba a ir la noche. Así empezó ayer en el Campoamor la gala de entrega de los IX Premios Líricos, en los que la ciudad escenificó su amor por la música y donde el aplauso más cariñoso y prolongado fue para el tenor catalán Jaime Aragall. Irene Theorin sobrecogió con su interpretación de "La inmolación de Brunilda" y el crítico e investigador Roger Alier puso el toque reivindicativo, reconociendo el "renacimiento de la ópera" y apelando al compromiso de la iniciativa privada con la música, al parafrasear a Fígaro, con su "molto onore, poco contante" (mucho honor, poco dinero).

El romance entre la ópera y el público ovetense comenzó con Bibiana Fernández vestida de rojo vertiginoso y ofreciendo rosas a la orquesta y al público. "He vido del arte, he vivido del amor", proclamó la actriz, convertida en una diva musical para la ocasión, que tan pronto reconocía en su compañero Zapata a su Eurídice, como recitaba algunas letrillas de zarzuela. Fue ese género con el que debutaron en escena los premiados. El primero en pisar las tablas del Campoamor fue Alejandro Roy. El tenor asturiano cantó "La romanza de Leandro", de "La Tabernera del Puerto", y se llevó las primeras ovaciones del público.

Miren Urbieta, la ganadora del premio a la cantante revelación de la pasada temporada por su papel en el "Turandot" programado por el Euskalduna de Bilbao , emergió de entre el público después de recibir de manos de José Manuel Zapata la manzana con la que acompañó su versión de "Au mont Ida..." de "La Belle Hélène". Zapata le ofreció la luna y Urbieta, desde el patio de butacas y con un vestido con destellos de plata, interpretó una canción de "Rusalka" de Dvorak.

Carlos Álvarez recogió su premio y el de Zubin Mehta, que andaba ayer con compromisos laborales por Moscú y que se excusó por su ausencia a través de una grabación de vídeo. En ella, con un expresivo "I love Valencia", el director indio declaró su amor incondicional y su agradecimiento a las gentes del Palau de les Arts, del que se despidió el pasado verano.

Álvarez reapareció al final de la gala, cantando una de las melodías de "Tannhäuser", para recoger el galardón con que la Fundación Premios Líricos Teatro Campoamor lo reconoce como el mejor cantante de ópera masculino de la última temporada. El tenor surgió de entre las sombras, después de que la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo acabara de entonar el "Va, pensiero" del "Nabucco". Fue el asturiano Oliver Díaz, quien dirigió al coro y a la orquesta Oviedo Filarmonía a lo largo de la gala.