"Todo se ha quedado en seis perros intoxicados, que estarían muertos de no ser porque fueron tratados con inmediatez, pero aquí podría haber muerto un niño por envenenamiento y habría que atribuirlo a una negligencia".

Los vecinos del barrio de La Florida no ocultan su zozobra ante el suceso acaecido en la tarde de anteayer, martes, en una zona verde anexa a un área infantil, donde seis perros requirieron asistencia veterinaria después de ingerir el contenido de una bolsa que contenía -según indicaba en su exterior- veneno para ratones.

La Policía Nacional ha abierto diligencias y los habitantes de la zona reclaman vigilancia desde ya. En las dos últimas semanas -subrayan- se han registrado muertes de algunos gatos callejeros en el mismo barrio, y presuntamente a causa de una sustancia de las mismas características. "Es muy peligroso que uno o más desaprensivos vayan por ahí dejando veneno en zonas infantiles", declararon a LA NUEVA ESPAÑA representantes vecinales y propietarios de perros.

La preocupación vecinal no parece haber caído en saco roto. Laura Fabián del Valle, dueña de tres de los seis perros intoxicados, presentó ayer un escrito en el registro del Ayuntamiento de Oviedo exponiendo el problema. "Diez minutos después, cuando ni siquiera había llegado a mi casa, ya me estaban llamando", explicó. El concejal de Seguridad Ciudadana, Gerardo Antuña, recibirá a los afectados el jueves de la próxima semana.

Los afectados valoran la celeridad, pero no olvidan que nos hallamos en pleno periodo preelectoral y, sobre todo, reclaman "medidas inmediatas". "Visto lo sucedido en las últimas semanas, esperar una semana puede ser demasiado tiempo", argumenta Carmen Díaz García, testigo de los hechos y propietaria de un perro que, afortunadamente, no fue afectado por el matarratas. "Estas bolsas de veneno son vistosas, parecidas a las de chucherías, y tienen un sabor atractivo; si las coge un niño puede haber una desgracia", agrega Fernando Peña.

El suceso no pasó a mayores gracias a la cercanía entre la zona verde donde estaba la bolsa de veneno (una plaza interior, en la zona alta del paseo de La Florida, dedicada a la bibliotecaria Carmen Prieto Álvarez-Valdés) y una clínica veterinaria. Eran las cinco de la tarde del martes cuando las cuatro dueñas de los perros vieron con sorpresa que sus seis canes comían de una misma bolsa, se acercaron, comprobaron en qué consistía el alimento y se dirigieron de inmediato a la citada clínica. "Como había pasado muy poco tiempo, todo pudimos resolverlo haciéndolos vomitar", relata Arancha Urbieta, veterinaria que regenta la clínica desde 2006. Cinco de los animales habían ingerido veneno; el otro, no. Desde su establecimiento, Urbieta llamó a la Policía Local, que acudió, tomó datos y ha abierto diligencias.

La inmediatez de la maniobra permitió que todo se quedara en un susto. Y eso que "Kira", una de las perras afectadas, "comió todo lo que pudo", según indicó su propietaria, Lucía Mateus Fernández. En las horas posteriores a la vomitona inducida, Kira "estaba muy apagada, pero hoy [por ayer] ya está bien".

"En esta zona hubo ratas, pero ya no las hay; creemos que hay algo raro que debe investigarse en serio y, desde luego, que requiere una vigilancia inmediata", subraya Carmen Díaz García, quien añade que el martes, a la hora en la que se registraron los hechos, el parque infantil anexo "estaba lleno de niños".

Emilio Peña, presidente de la Asociación de Vecinos de La Florida, subrayó que este colectivo lleva varios años reivindicando un espacio destinado específicamente al esparcimiento de los perros. "Lo que nos parece una barbaridad es que ocurran estas cosas en una zona en la que juegan niños", añadió Emilio Peña.