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DMITRY SINKOVSKY | Concertino, esta tarde inaugura en el Auditorio el ciclo "Primavera barroca" dirigiendo al grupo "Il Pomo d'Oro"

"La globalización también ha llegado a la música clásica"

"Cada concierto es un milagro y busco en él la conexión entre el público, los intérpretes y la energía del universo"

Dmitry Sinkovsky, en el Auditorio Príncipe Felipe. NACHO OREJAS

El violinista ruso Dmitry Sinkovsky comienza en Oviedo una breve gira ibérica, que le llevará en los próximos días a Madrid y a Lisboa. Dirigiendo al conjunto barroco italiano "Il Pomo d' Oro" inaugurará hoy, a las 20 horas en el Auditorio Príncipe Felipe, el ciclo "Primavera barroca", que arranca con el concierto "Luz mediterránea". Vivaldi y Scarlatti, con los arreglos de Charles Avison, serán los protagonistas de la velada. Aún hay entradas a la venta, al precio de 15 euros.

-¿Su virtuosismo barroco es una elección?

-Toda la vida he estado comprometido con esta música. Cuando empezaba, todavía muy joven, me atrapó la música barroca emocionalmente, me gustaba experimentar, y después se convirtió en el destino de mi vida.

-Es profesor en el Conservatorio de Moscú desde hace 10 años. ¿Qué diferencias percibe en las enseñanzas musicales en sus viajes a otros países?

-Rusia vivió apartada durante la época soviética y ha mantenido una tradición musical fuerte. El sistema de educación es único y no se parece a ningún otro. La escuela musical rusa se distingue, además de por su calidad técnica y el nivel de interpretación, por la atmósfera y el ambiente que se genera entre los profesores, los artistas y el público. Yo estoy agradecido por formar parte de ella, aunque no soy un producto típico. A los 20 años me empecé a interesar por la música europea y me desvíe de aquel camino.

-Dicen de usted que es un intérprete preciso, sofisticado y elegante.

-Si es así no es algo buscado. Yo sólo intento tocar lo mejor posible, no mantener una pose.

-Actúa en Oviedo por segunda vez.

-Hace dos años estuve aquí, dentro de una gira mundial con la mezzo Joyce DiDonato. De aquella ocasión guardo los mejores recuerdos del público y de la acústica de la sala principal del Auditorio.

-¿Hay potencias musicales emergentes?

-Europa es como un mismo cuerpo, con muchos colores, con países con tradiciones muy hermosas y fuertes; cada país es incomparable y tiene sus propios valores musicales. Eso es algo que yo aprecio mucho pero el caso es que en la actualidad la información circula por todo el mundo y eso también se nota en la música clásica, que también se ha globalizado. Voy a Finlandia esperando un concierto que siga la escuela alemana; voy a Italia y espero uno al modo italiano, pero el director es alemán o americano.

-¿Cómo le gustaría que el público saliera de escuchar su concierto con "Il Pomo d'Oro"?

-Espero que la gente se sienta positiva, con sentimientos claros e inspirados. Y yo quiero acabar en armonía. Para mí cada concierto es un milagro, en el que busco establecer una conexión entre el público, los intérpretes y toda la energía que viene del universo.

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