La adolescente de quince años que fue trasladada al HUCA como supuesta víctima de una agresión sexual se fundió ayer en un largo beso con su novio al encontrarse con él en la Fiscalía de Menores de Asturias para declarar sobre el incidente que protagonizaron el jueves por la noche en el Campillín con otros dos chavales y que terminó con los tres chicos detenidos y ella en el servicio de Urgencias. El fiscal descartó que la joven fuera víctima de abusos tras oír los testimonios de dos de los menores (el tercero tiene 18 años y debe acudir a los Juzgados) y la versión de la joven, que acudió a declarar en calidad de testigo porque no había presentado denuncia contra los que dijo "son mis amigos y mi novio".

Así, el ministerio público no presentará cargos por violencia sexual, pero los chavales se enfrentan a un posible delito de resistencia o atentado a la autoridad por el enfrentamiento que tuvieron con los Policías Locales que les arrestaron.

El novio de la chica, defendido por el abogado Carlos Hernández, ha presentado una denuncia por agresión contra uno de los agentes al declarar ayer que "me rompió dos dedos y me desplazó el nudillo de una mano". Siempre según su versión de los hechos, el policía llegó incluso a agarrarle del cuello y a meterle un rodillazo que le hizo caer contra la furgoneta policial y hacerse una brecha en la frente.

La versión de los agentes a este respecto es diametralmente opuesta al relatar que fueron los jóvenes quienes reaccionaron de forma violenta y que ellos emplearon la fuerza mínima indispensable para reducirles.

Los dos menores que prestaron declaración negaron que alguno de ellos tuviese la bragueta bajada, tal y como asegura la Policía Local, o que a la chica se le viera el sujetador. "La tapé con mi cazadora, estaba bien abrigada porque también llevaba puesto su propio abrigo", dijo el novio de la menor ante el fiscal.

La adolescente estaba semiinconsciente porque había bebido mucho alcohol, casi una botella entera de vodka. Por eso, según el letrado del otro menor, Javier Széchényi, los chicos trataron de coger un taxi para llevarla a casa, pero "nadie quiso subirles".

Los tres menores que protagonizaron el incidente del Campillín residen en hogares de acogida. "Yo no quiero volver más a la Fiscalía. Se pasa muy mal", dijo uno de los chavales a la chica. "Ya te digo", respondió ella.