"¿Cómo es posible que lo que se oye acá también se oiga allá?" Esta fue la pregunta que se hicieron los cubanos cuando oyeron las primeras emisiones de radio en su tierra. La magia o una conexión con el ultramundo les pareció la mejor explicación, así que acusaron al responsable del invento de practicar brujería. Manuel Antonio Álvarez Álvarez, "Manolín", había sido capaz de poner en marcha de forma autodidacta uno de los medios de comunicación más importantes en la isla caribeña, aunque al principio despertara el recelo de sus vecinos del municipio cubano de Caibarién, donde se asentó recién llegado de Carreño, en 1905.

La historia de la "hazaña profesional de Manolín" es el argumento del último libro de Jesús Díaz Loyola, que ayer presentó su obra junto al director de la Fundación Archivo de Indianos, Santiago Romero; la histórica locutora, Menchu Álvarez del Valle; el periodista, Esteban Greciet; y Claudia Greciet, de la editorial Stella Maris.

"El padre de la radio en Cuba es de Carreño, inspiró mi tesis para graduarme, y ahora honro su memoria", explicó el autor.

El periodista Greciet profundizó en la nómina de emigrantes asturianos en Cuba, Romero analizó el contexto social de la isla en los albores del siglo XX, y del Valle destacó la importancia de la radio como medio de comunicación de masas.