El nieto de Miguel de Unamuno reveló ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en un acto organizado en colaboración con Tribuna Ciudadana, el rostro más familiar del filósofo y escritor de la Generación del 98. Pablo de Unamuno, que es catedrático de Dermatología en la Universidad de Salamanca, en la que dio clase su abuelo, no llegó a conocerle así que ha construido su retrato a partir de la memoria de sus tíos y primos. Así se ha hecho a la idea de que "Miguel de Unamuno no quiso dejar una obra científica; lo que quiso, fundamentalmente, fue transmitir su espíritu".

"Cuando yo era muy, muy niño y me preguntaban qué había sido mi abuelo yo respondía que un sabio", contó y continuó: "luego leí que él quería ser recordado como poeta; ahora pienso que era un poeta sabio".

Pablo de Unamuno dio a conocer algunos detalles curiosos y divertidos de su familia y su abuelo. Por ejemplo que Pichichi -Rafael Moreno, el jugador de Athletic de Bilbao con cuyo apodo suelen referirse los aficionados al fútbol a los grandes goleadores- era sobrino segundo de su abuelo o que lejos de ser un cascarrabias, como algunos lo describieron, "se entendía muy bien con sus hijos y jugaba con ellos sentado en el suelo".

También habló de su abuela Concha Lizárraga, a la que Miguel de Unamuno conoció en una catequesis, cuando era secretario de la congregación de "los luises", en Bilbao, y por la que abandonó su vocación infantil de santidad. Se casaron en 1891 y se mantuvieron unidos toda la vida -ambos eran muy hogareños-, a pesar incluso, según su nieto, de las solicitudes de una argentina, Delfina, que le enviaba cartas e incluso le fue a visitar en su destierro a Fuerteventura. El escritor, contó su nieto, compartía con su esposa los mensajes que su admiradora le mandaba.

La conferencia, que llevaba por título "Miguel de Unamuno, en familia", fue introducida por el político socialista Antonio Masip, amigo personal de Pablo de Unamuno. Masip hizo alusión al paso del filósofo bilbaíno por Oviedo. Visitó la ciudad en dos ocasiones, una de ellas en 1923. Ayer, sentados entre el público asistieron a la conferencia uno de los bisnietos del pensador José María Quiroga Ruiz junto a su madre.

Entre las curiosidades que Pablo de Unamuno contó ayer está que algunos de sus hijos y sus nietos, él mismo entre ellos, heredaron la afición del abuelo por hacer pajaritas de papel, que el filósofo aprendió a elaborar siendo niño, mientras estuvo encerrado durante los bombardeos en Bilbao en la tercera guerra carlista.