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El plan de vivienda de San Claudio termina también en manos de los bancos

La inmobiliaria del Sabadell pone a la venta suelo residencial en La Lloral, previsto para 1.635 pisos pero donde sólo se ha levantado un bloque

Fincas en La Lloral. Al fondo, el cartel de la inmobiliaria del Banco Sabadell. IRMA COLLÍN

Los bancos están comercializando el suelo residencial del plan de vivienda de San Claudio tras la quiebra de las principales constructoras involucradas en estos desarrollos urbanísticos. Solvia, la inmobiliaria del Banco Sabadell, colocó hace unos días el cartel de "se vende suelo residencial" en La Lloral, el mayor de los proyectos de urbanización de la zona Oeste, donde estaba prevista la construcción de 1.635 pisos. La crisis ha dejado en barbecho treinta hectáreas en esta zona, para disgusto de los vecinos del único bloque que levantó la inmobiliaria Dursa, que entró hace unos meses en concurso de acreedores.

El plan de vivienda protegida de La Lloral fue diseñado por el Ayuntamiento en 2007 como "proyecto parcial para el ámbito urbanizable La Lloral-San Claudio". Estaba dirigido a las familias jóvenes que quisieran establecerse en una zona en expansión de la ciudad. Los precios eran razonables (para la época) y se podía adquirir una vivienda de 90 metros cuadrados y tres habitaciones por menos de 180.000 euros. La venta de las viviendas, sobre plano, iba bien. Pero sucedieron dos cosas: el estallido de la burbuja y la falta de previsión de saneamiento para semejante volumen de edificación. Los retrasos en la construcción, porque no había permiso para edificar si no se ejecutaba la depuradora de San Claudio, motivaron que muchas familias diesen un paso atrás en su intención de comprar allí una vivienda. Fue el principio del fin. En la actualidad, de los 1.635 pisos previstos inicialmente y distribuidos en 38 edificios, sólo hay algo más de cien viviendas y un sólo inmueble de los proyectados. Y de los servicios complementarios, nada de nada. El proyecto inicial preveía parques y jardines, un equipamiento deportivo comprometido por el Ayuntamiento, e incluso una guardería.

Los actuales vecinos han manifestado en varias ocasiones que se sienten abandonados, fuera de las inversiones municipales.

El caso de Dursa, La Lloral y San Claudio no es único en el municipio. En las páginas en internet de las inmobiliarias de los bancos no sólo se ofrecen pisos de embargos. La venta de suelo residencial donde estaba previsto levantar un número inviable de viviendas está a la orden del día. Por ejemplo, están disponibles parcelas de suelo urbano de uso residencial de 13.000 metros cuadrados en el ámbito Las Campas-Paniceres, que pretendía consolidar la unión de los barrios de La Florida y Las Campas. En la actualidad es un entramado de calles, aceras y farolas con parcelas "salvajes" en medio.

También hace tiempo que Mónica ha dejado de vivir en el bosque. "Mónica vive en el bosque" era la frase del anuncio que utilizaba la inmobiliaria Urazca para comercializar sus viviendas junto al bosque de La Zoreda, en La Manjoya.

El plan incluía la construcción de viviendas con criterios de sostenibilidad y alta calidad. Había zonas verdes, de recreo, deportivas, estanques y un sinfín de servicios a la altura de la urbanización de lujo que se presentó. El estallido de la burbuja de la construcción se llevó por delante tanta ambición y la promotora Urazca dio paso a Caixa Galicia, que acomodó la operación a la situación real del mercado y la redujo a varios bloques de viviendas que se levantan en medio de un entorno netamente rural, pero urbanizado como si se tratara del pleno centro de la ciudad. Otra vez, como en San Claudio, no hay rastro del equipamiento planeado cuando se esperaba construir y vender a alto ritmo. Los pocos vecinos ya se han acostumbrado a la tranquilidad absoluta que reina en su "barrio."

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