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"Mi madre volvió a darme la vida con casi 80 años"

Una médica gijonesa de 50 años recibió el año pasado un riñón de su progenitora "Ella estaba más tranquila que yo"

Cecilia (nombre figurado) nunca había pensado que su madre le daría la vida dos veces: una, la convencional, la que consiste en traerla a este mundo; otra, muchos años más tarde, casi 50, cuando su hija necesitó un riñón nuevo y optó por cederle uno de los suyos. Nuevo, lo que se dice nuevo, el riñón no lo era, pero estaba muy sano. "Mi madre está encantada de haberme salvado la vida a sus 80 años", subraya Cecilia, quien añade que su madre no manifestó la menor preocupación ante la perspectiva de verse despojada de un riñón.

Cecilia es médica y vive en Gijón desde 1997. Pero tanto ella como su madre son leonesas de nacimiento, castellanas recias, y en su pueblo de León están siempre que sus obligaciones se lo permiten. La madre vive allí y la hija -junto a su marido y su hijo- se desplaza a la menor oportunidad.

Sucedió el pasado mes de septiembre, en una intervención quirúrgica llevada a cabo en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Cecilia llevaba años sufriendo una insuficiencia renal que mermaba su calidad de vida de forma progresiva. "Me diagnosticaron hace once o doce años; durante tres o cuatro años pude hacer una vida más o menos normal, tomando la medicación". Pasado ese tiempo, se vio obligada a comenzar sesiones de diálisis peritoneal. "Las hacía en casa; en ningún momento dejé de trabajar", relata la facultativa.

Alrededor de ocho años estuvo Cecilia con la diálisis. "Llegó un momento en el que la tensión era incontrolable y me sentía muy cansada". No quedaba más remedio que plantearse el trasplante. "Me incorporaron a la lista de espera. Una vez me llamaron, pero el riñón del posible donante no era compatible".

Transcurrido un tiempo, llegó la idea del donante vivo. "Se les ocurrió a mi madre y a mi hermano", señala Cecilia, quien agrega que "al principio dije que no, me daba miedo por ellos, suponía exponerlos a un riesgo, luchaba entre sentimientos encontrados". Sin embargo, "al final me convencieron".

A madre e hijo les hicieron las pruebas pertinentes y la madre se reveló como altamente compatible con su hija (cuestión que no hay que dar por supuesta en términos biológicos). "Además, mi madre prefería ser ella antes que mi hermano". La decisión estaba tomada, pero en el ambiente gravitaba el problema de la edad: 79 años.

"Vimos que era una mujer muy fibrosa y que podía servir", señala el urólogo Miguel Hevia, responsable quirúrgico del equipo de trasplante. Cecilia corrobora esta apreciación: "Aunque tiene casi 80 años, no los aparenta en absoluto: está muy ágil, muy activa...". El doctor Hevia enfatiza que la madre de Cecilia fue la donante de más edad entre todos los trasplantes renales de donante vivo efectuados en España en 2014, "y seguramente una de las mayores de toda la historia de este tipo de trasplantes".

Empezaron las pruebas, que se prolongaron durante casi todo el primer semestre del año pasado. "Me sorprendí, porque mi madre en ningún momento estuvo preocupada por nada. Venía desde León para todas las pruebas con una tranquilidad pasmosa. Creo que yo estaba más preocupada por ella que ella misma. Y era ella la que me animaba".

Llegó la operación. Salió bien. Cecilia recibió el alta al cabo de una semana, y su madre hubo de prolongar unos días la estancia en el HUCA debido a una leve complicación. "Está encantada. Hace dos semanas se hizo la última revisión, está tan vital como antes, como si no le hubieran hecho nada, salvo por la cicatriz", comenta sobre su madre.

¿Y Cecilia? "El trasplante me ha cambiado la vida. Ha sido un cambio radical: una vida nueva en todos los sentidos. Cuando tienes una insuficiencia renal te surgen problemas de continuo. Nunca te encuentras bien. Estando en diálisis, viajar con todo el aparataje es una odisea. Y ahora sólo tengo que tomar la medicación, sin mayor problema". Aún no se ha reincorporado al trabajo porque los médicos le han recomendado que se lo tome con calma, pero ganas y fuerzas no le faltan.

Su conclusión es fácil de resumir: "La gente tiene que saber que el trasplante renal de donante vivo es una opción fantástica; que con un solo riñón podemos vivir perfectamente y que, gracias a él, la vida de una persona y de una familia entera da un vuelco positivo increíble".

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