El maestro René Jacobs, al frente de la Orquesta Barroca de Friburgo, del Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana y de siete excelentes cantantes solistas, cosechó ayer un extraordinario éxito con la interpretación semiescenificada de la ópera "Don Giovanni", de Mozart. El público del Auditorio de Oviedo aplaudió al final del concierto durante siete minutos y siete segundos, algo casi nunca visto.

El barítono Johannes Weisser, como don Giovanni; el bajo Marcos Fink, en el papel de Leporello; el tenor Jeremy Ovenden, como don Ottavio; la soprano Birgitte Christensen, en el rol de doña Anna; la también soprano Alex Penda, como doña Elvira; su compañera la soprano Sunhae Im, como Zerlina, y el bajo Tareq Nazmi, en el doble papel de Masetto y del Comendador, cantaron a un nivel altísimo y fueron las piezas clave del triunfo global.

Leporello, el criado de don Giovanni, encarnado por el bajo Marcos Fink, arrancó la velada quejándose de la vida que lleva al cantar muy bien "Notte e giorno faticar". Don Giovanni intenta violar a doña Anna y mata a su padre, el Comendador. Birgitte Christensen, en el rol de doña Anna, y don Ottavio, según el tenor Jeremy Ovenden, al ver a su padre muerto juran venganza en el excelente dúo "Ah, vendicar, se il puoi, giura quel sangue ognor!". Leporello le dice a Elvira, la soprano Alex Penda, que don Giovanni no merece la pena. Le enseña un catálogo con todas las amantes del burlador, a las que sedujo y abandonó. Sus conquistas incluyen 640 en Italia, 231 en Alemania, 100 en Francia, 91 en Turquía, pero en España son ya "mile e tre", 1.003. Qué bien lo cantó.

Don Giovanni, por el barítono Johannes Weisser, y Zerlina, la soprano Sunhae Im, cantan el maravilloso dúo "Là ci darem la mano" -allí nos daremos la mano- con excelente buen gusto. Llega doña Elvira y frustra la seducción con "Ah, fuggi il traditor".

Don Giovanni intenta convencer a Ottavio y a Anna de que Elvira está loca. El cuarteto "Non ti fidar, o misera" -no confíes en él, oh, infeliz- fue redondo.

Y qué decir de la dulcísima serenata "Deh vieni alla finestra" de don Giovanni acompañado de una mandolina. No extraña que todas cayesen rendidas.

Leporello, disfrazado de don Giovanni, trata de huir de doña Elvira, que en el fondo sigue enamorada del malvado. El sexteto resultante "Sola, sola in buio loco", brillante. Ottavio se convence de que Giovanni fue el asesino del padre de doña Anna y medita la venganza en "Il mio tesoro", que cantó de diez.

En la cena de don Giovanni saltan las bromas. Incluye unos compases de "Non più andrai" de "Las bodas de Fígaro", otra ópera del propio Mozart, que el burlador subraya: "Ésa me suena". El convidado de piedra acude a la cita "Don Giovanni! a cenar teco m'invitasti" -don Giovanni, tú me invitaste a cenar contigo-, el seductor acepta el reto y, nunca cobarde, acaba en el infierno con Proserpina y con Plutón como cantan después todos en el conjunto final que expresa la moraleja de la ópera: "Tal es el fin de quienes hacen el mal: la muerte del pecador siempre refleja su vida". En el descanso el público aplaudió durante más de dos minutos y al final, lo dicho, siete minutos y siete segundos.