Como buen aficionado al boxeo, el alcalde en funciones, Agustín Iglesias Caunedo (PP), sabe cuándo fajarse en el cuerpo a cuerpo, utilizar el juego de piernas para confundir al rival o escapar de una situación peliaguda, y guardar las distancias para evitar un golpe a destiempo. Ayer optó por esta última opción durante la fiesta de Santa Rita en la que se homenajea a los funcionarios más veteranos del Ayuntamiento. Tras los discursos, vino español en Trascorrales, uno de los símbolos del gabinismo. Por allí asomaron tímidamente la cabeza varios miembros de Somos, con Ana Taboada, la candidata podemita, a la cabeza, invitados por la junta de personal del Consistorio. Allí departieron con unos más que con otros. Salvo con el Alcalde. Caunedo logró abandonar Trascorrales con habilidad y sin tener que tender la mano a ninguno de sus nuevos rivales. Y eso que se cruzó en la puerta con la que puede ser su sustituta si la izquierda tradicional logra ponerse de acuerdo con los seguidores ovetenses de la versión 2.0 de Pablo Iglesias. Es posible que Caunedo no viera a su nueva compañera de Corporación. Puede ser que sí la viera, pero que optara por dejar el saludo para mejor ocasión; quizá cuando los chicos de Somos llamen a su puerta para explicarle su proyecto de ciudad y tratar de convencerle de que no la van a poner patas arriba. O puede que, tras aguantar las críticas de los funcionarios, no estuviera de humor. Incluso que se le atragantara la foto de unas bolsas de basura con papel a la puerta del Ayuntamiento que corrió ayer por las redes sociales y que los podemitas usaron para insinuar que el PP había empezado la mudanza.